Brad Pitt viaja hacia las estrellas en «Ad Astra»

Una de las estrellas de cine más importantes de su generación, sin duda es Brad Pitt, quien desde se debut a finales de los años 80, ha estado ofreciendo a la audiencia grandes proyecto de cine, tanto como actor y productor. Su marca ha quedado indeleble en películas tan diversas como “Telma & Louise”, “Entrevista con el vampiro”, “El club de la pelea”, “Bastardos sin gloria” y “12 años esclavo”, por nombrar solo unas cuantas.

Con dos papeles como actor que se estrenan este año, Pitt nos muestra la gama completa de su alcance actoral. En la película de Quentin Tarantino “Había una vez en Hollywood”, interpreta al acróbata cinematográfico, “Cliff Booth”, quien apenas logra sobrevivir en los años 60 en Los Ángeles mientras que la carrera de su amigo, la estrella del cine “Rick Dalton” (Leonardo DiCaprio) va en ascenso… o eso cree, lo que lo deja sintiendo que poco a poco su vida va marchitándose.

Y ahora, en la película de James Gray “Ad Astra: Hacia las estrellas”, Brad interpreta al mayor “Roy McBride”, un astronauta agobiado por la desaparición de su padre cuando él apenas tenía 16 años de edad.

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Cuando el gobierno de los Estados Unidos se pone en contacto con “Roy” para explicarle que no solo existe la posibilidad de que su padre aún se encuentre con vida, sino que también puede ser responsable de una serie de destellos de energía que llegan de los confines de nuestro sistema solar y que le están causando un daño inenarrable a la Tierra, “Roy” no solo debe de viajar en busca de su padre, sino confrontarlo con las ideas que él ha albergado desde que era un niño. Entre estas, destaca quizás la pregunta más existencial de todas: ¿Estamos solos en el universo?

Pitt también funge como productor en la película a través de su empresa Plan B, la cual también produjo la película previa de James Gray, “The lost city of Z”. Desde la premier en el Festival de Cine de Venecia de “Ad Astra: Hacia las estrellas”, el actor nos explica los retos y las satisfacciones que tuvo con Gray en la creación de la película.

Conociste por primera vez a James Gray en el Festival de Sundance en 1995, ¿no es así?

Es correcto. Lo llamé después de ver “Little Odisea”. De inmediato nos convertimos en amigos íntimos como el mismo James le puede decir. Él es un gran conversador y hemos sido amigos desde entonces. Siempre hablamos de hacer algo juntos. “Ad Astra: Hacia las estrellas” fue la película que finalmente se nos hizo.

Antes de todo esto, produjiste con él “The lost city of Z”. ¿Cuáles son tus recuerdos de haber trabajado con él en este proyecto?

Recuerdo que estábamos en el proceso final de la edición para “The lost city of Z”, la que me pareció una película preciosa. Podía ver algo en James. Él está bien versado en la historia del cine y lo que hubo antes de eso. Pero pude sentir que ésta se trataba de una película muy personal. Era algo que había empezado a sentir en “The Inmmigrant”.

Recapitulando, James y yo ambos amamos las películas de finales de los 60 y principios de los 70. Probablemente para ambos son el ejemplo a seguir. Cuando estábamos terminando “The lost city of Z”, podía ver cuánto había crecido. Siendo que él conoce bien a todos los maestros del cine; en esta película realmente podía ver como él iba tomando las riendas de su propia historia personal y eso fue de lo mejor.

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¿Empezaron las conversaciones acerca de “Ad Astra: Hacia las estrellas” durante ese proceso?

Así fue. Él dijo: «Tengo esta cosa acerca de la cual he estado pensando.» Me estaba hablando de “Ad Astra: Hacia las estrellas” y se sintió que la idea original que tenía era lo contrario a la mayoría de las películas de ciencia-ficción. Salió de una cita que le atribuye a Arthur C. Clarke. «Existen dos posibilidades: o estamos solos en el universo o no lo estamos”. Pero las dos ideas son igualmente atemorizantes. En otras palabras, o existen los alienígenas, o estamos total y completamente solos, cada una de estas posibilidades es igual de terrorífica. Ese fue un punto de partida realmente único.

Lo otro tenía que ver con nuestras primeras conversaciones – o lo que iba saliendo al hablar de la película– acerca de lo difícil que es conectarse con la gente y estas cuestiones relativas a la masculinidad. ¿Cuáles son las cosas que nos detienen –en nuestra formación como hombres– de tener relaciones más profundas y satisfactoria, no solo con las personas que amamos sino también con nosotros mismos. Esas dos ideas fueron suficientes para mí. Se sintió como algo que era correcto. Además, se trataba de mi viejo amigo James. Pensé ‘bien vamos a ver de qué se trata esto’.

¿Estuviste atraído a la idea del misterio en la travesía de este personaje? ¿Fue ir armando este rompecabezas parte del atractivo?

De manera definitiva; tienes que estar consciente de lo que no conoces. Uno no sabe cómo va a terminar la película cuando arrancas, siempre es un albur. Ahora, por ejemplo, con Quentin (Tarantino) está bien; su diálogo es muy específico y conozco su idioma así que tengo una buena idea de dónde vamos a aterrizar. Pero con esta película en particular no sabía nada. Estas eran grandes ideas; ideas muy difíciles de comunicar en tan solo dos horas y en el formato del cine. No tenía idea de cómo íbamos a lograr esto. No estoy seguro que ni James los sabía pero él fue digno de la travesía.

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¿Cómo se manifestó eso durante el proceso?

James y yo siempre hemos platicado de manera muy personal y abiertamente acerca de nuestras propias cuitas, y por lo general nos reímos bastante con ellas. Seguimos desarrollando el guion hasta el momento de la filmación y lo que James hacía mientras estábamos en la producción era: en la mañana me enviaba unos textos correspondientes a ese día de filmación. Siempre eran acerca de algo muy personal en su vida… algo que era muy revelador acerca de él.

Con eso arrancábamos la conversación del día y luego esa sería la pauta para las escenas que estábamos filmando. Refinábamos las escenas de ese día de acuerdo a nuestras conversaciones. Así que la forma de las cosas siempre estaba en constante flujo. Cuando pasamos a editar ésta película, siempre me pareció que fue la más difícil de mi vida. Fue una sorpresa para mí, pero también fue algo que me dio mucha alegría, pues siento que cuando piensas que sabes exactamente como debes de hacer algo, entonces ya de hecho has terminado de hacerlo.

¿De qué manera te resultó sorprendente?

Lo que me resultó sorprendente de esta película fue lo delicado que fue el proceso de edición. Una sola línea de la sobre-grabación, una pauta musical mal colocada y podía hacer que todo se echara a perder y teníamos que volver a empezar todo de nuevo. Esta fue la constante a lo largo de toda la película; de esa manera fue todo un reto. Hay algunas influencias definitivas de Joseph Conrad en “Ad Astra: Hacia las estrellas”; en especial de la novela “Heart of darkness”, la cual se convirtió en “Apocalypse now”. Esa película es famosa por lo difícil de su filmación, pero la cinta ya terminada es ampliamente considerada una obra maestra. Nos tenemos que seguir recordando que sus creadores no tenían la película totalmente resuelta; tuvieron que recurrir a otros por ayuda y eso está bien.

Quiero decir, hay literalmente muchas historias acerca de todas las veces que Martin Sheen tuvo que rehacer la grabación de su voz y la manera en que tuvieron que recurrir a otros para que les ayudaran a perfeccionar esa grabación. Desde luego, en el documental “Heart of darkness”, acerca de la filmación de la película, vemos a su esposa que ve la ceremonia que se convierte en la metáfora para la escena final en “Apocalypse now”. No sabían cómo terminarla sino hasta ese momento. Nosotros no estábamos seguros cómo terminar la nuestra. Definitivamente hay paralelos en la hechura de esta película.

Al mismo tiempo, la travesía del personaje es muy distinta. Mientras que Willard en “Apocalypse now” lentamente va descendiendo, parece que Roy en “Ad Astra: Hacia las estrellas” de hecho se va entusiasmando al tiempo en que lidia con las ideas que ha sostenido durante toda su vida.

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¿Eso fue algo que te impactó?

Yo nunca pude definirlo de esa manera cuando lo hizo, pero pienso que esa es la verdad. En retrospectiva, creo que originalmente nos estábamos dirigiendo hacia esa obscura noche del alma, en donde nuestro personaje tiene que ir a los confines de nuestro sistema solar para encontrarse a sí mismo totalmente solo; no tener a nadie más en quien confiar o una televisión para distraerlo o drogas con las cuales escapar. Así que realmente lo dejan solo para confrontarse consigo mismo. Esa fue una confrontación con el ‘yo’ con todas sus penas, dolor y arrepentimientos.

De regreso a esos ideales acerca de la masculinidad, creo que he crecido con estas ideas; que debemos de ser fuertes en todo momento, que no debemos de mostrar debilidad, que debemos de ser capaces y que no debemos permitir que nadie nos falte el respeto lo cual es una idea que siempre me hace reír, estamos hablando de una idea tonta.

Así que es necesario tener un reconocimiento pleno y poder abrazar estas cosas que traemos dentro en vez de negarlas debido a esa idea de la fuerza percibida y la negación de las dudas internas y la vulnerabilidad. Tener que negar esas cosas es, de hecho, negar un parte de nosotros mismos.

En mi vida, he llegado a creer que ser abierto – con tus hijos, con las personas que amas, con tus amigos y contigo mismo – es algo que debes de considerar. Uno tiene que ser capaz de reconocerse de manera total. En verdad, de lo que estamos hablando es de realmente conocerte a ti mismo o intentar conocerte de manera constante y ser abierto acerca de esto con los demás.

Para mí, esto es lo que constituye la verdadera confianza. Eso es lo que he encontrado que es la verdadera confianza y ser verdaderamente competente viene de eso. Eso es mucho más estable y fuerte que cualquier idea percibida de ‘Solo lo tienes que hacer porque sí’.

Dices que eso fue algo que aprendiste durante tu travesía. ¿Te tomó algún tiempo llegar a esta realización?

Si, y creo que esa fue la razón por la que me atrajo ésta película en primer lugar. Era algo en lo que ciertamente estaba enfocado, observando y cuestionando en ese momento. Creo que James también se encontraba en el mismo lugar y luego cada quien sacó de eso lo que pudo.

¿Piensas que hay un fin en el camino o crees que es algo que siempre continúa?

Creo que siempre sigue. Creo que es algo que uno siempre está buscando. He fallado en múltiples ocasiones desde entonces –probablemente esta misma mañana – pero uno se vuelve a reponer de manera mucho más rápida y vuelves a re-dirigir las cosas.

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¿Es correcto decir que ser despachado a la oscuridad del espacio –con tanto trabajo para simular la gravedad cero al ser suspendido de alambres– representó un reto más complicado y técnico?

Si, ligeramente (ríe). Pero diría que, si estamos hablando del individuo, creo que él tendría que pasar a través de algún tipo de experiencia así de cruda para llegar a ese lugar de paz interior que exuda el personaje de “Cliff” en “Había una vez en Hollywood”.

Hacer esas cosas de cero gravedad para “Ad Astra: Hacia las estrellas”, es un poco como montar una producción teatral de “Peter Pan”. Estás suspendido de alambres; en esta ocasión estamos en espacios apretados y confinados y no es como si tan solo estuvieras colgando pues solo partes de tu cuerpo lo están. Así que te están jalando de todas partes incómodas y, sin embargo, tienes que proyectar la calma y el estado relajado de la gravedad cero.

Pero uno se acostumbra a eso y eventualmente puedes llegar a ese lugar en donde –a pesar de todo – puedes dejar salir tus emociones y no solo estás ahí estresado, tratando de mantener el cráneo arriba mientras que la sangre está corriendo hacia tu cabeza y literalmente estás sintiendo la presión. Mientras tanto, usar el traje espacial es como colocarse una bolsa de basura, y luego ponerse un traje para ‘snowmobil’ encima de todo esto. Pero no lo sé, en cada película que hacemos hay un grado relativo de incomodidad. Aún con “Cliff”, cada mañana me tenía que poner los prostéticos de la cicatriz. Es parte del trabajo .

Con información e imágenes de 20th Century Fox.

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Kike Esparza

Soy un periodista apasionado del cine, la música y la moda. Tengo una obsesión por contar las horas y estornudar una y otra vez cuando tengo que tomar una decisión. Quiero ser como Carrie Bradshaw.

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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