Ligia Urroz convierte los secretos familiares en literatura en “Por mi gran culpa”  

Cada familia guarda silencios que, tarde o temprano, reclaman su lugar en la memoria. Para la escritora nicaragüense-mexicana Ligia Urroz, ese silencio se rompió un día cualquiera, cuando su abuela decidió revelar un secreto que cambiaría para siempre la historia familiar y, años después, se convertiría en la semilla de “Por mi gran culpa”, novela publicada por Hachette.

El libro se presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2025, este lunes 01 de diciembre, de 18:00 a 18:50 horas, en el Salón de Profesionales, Área Internacional, con la participación de Guillermo Arriaga y Valentina Trava.

“Fue así como si nada; de un día para otro mi abuela dice: ‘Ay, por cierto, ustedes no se llaman Urroz… Josefa, su trastatarabuela, fue embarazada por el obispo de León’”, recuerda la autora. La noticia, confiesa, la sacudió profundamente, no solo por el linaje quebrado, sino por la carga espiritual que acompañó la revelación: “Lo malo es que todas las generaciones estamos condenadas a arder en el fuego del infierno”, expresa con humor negro.

Ese temor, que de niña la acompañó como una figura omnipresente —“este señor Big Brother (Dios) que me mira todo el día sabe perfecto que traigo un bagaje ahí cargando”— se transformó con los años y la madurez literaria en una oportunidad narrativa: “Dije: ‘No, esto no se puede quedar así, yo lo voy a transformar en una novela de ficción’. Y la verdad es que ya estoy súper tranquila”.

Una novela para iluminar lo que se calló

“Por mi gran culpa” explora el peso de los secretos familiares, las raíces del abuso y los silencios que durante generaciones se normalizaron, especialmente para niñas y mujeres. El libro dialoga con la premisa que encabeza su sinopsis:

“Cada domingo es una ceremonia de guardar en la que, con el puño en el corazón, se exhibe la culpa.”

Urroz señala que uno de sus intereses centrales era colocar en la mesa temas que históricamente se han mantenido ocultos: “Tenía que poner sobre la mesa el tema de la culpa, el abuso sexual, la pedofilia y el abuso por parte de un miembro del clero. Quería que se hablara de ellos”.

Pero aclara algo fundamental sobre su aproximación: “No es una cuestión panfletaria… yo no te voy a decir ‘esto está mal’. Simplemente lo voy a escribir y el lector que juzgue”.

La novela está ambientada en 1870, un periodo que implicó un profundo trabajo de investigación: “Es una novela de época, así que investigué muchísimo la ambientación, la educación, la música, las costumbres… incluso cómo se hacía el viaje de España a Nicaragua”.

Literatura nacida de la memoria y la introspección

Urroz reconoce que su familia ha sido un territorio fértil para sus historias. “Siempre me ha gustado escribir de mi familia”, afirma. Su novela previa, “Somoza”, fue un ejercicio profundamente autobiográfico: “Esa fue una radiografía de mi familia, una novela muy dura. Fue hacer las paces con mi pasado; soy una hija de la guerra”.

Sin embargo, “Por mi gran culpa” representa otro registro, más libre y lúdico. “Esta novela fue disfrutar la literatura, jugar con los personajes, con las letras. Es otro tono”.

La dimensión religiosa también atraviesa el texto, especialmente desde la contradicción entre fe y violencia. “El papá de Josefa es un católico muy conservador y el obispo que viola a su hija es su guía espiritual. Ese terremoto en los cimientos de su religión está dentro de los personajes”.

La voz de las mujeres silenciadas

La autora reconoce que parte de su motivación fue mirar a las mujeres de su linaje con nuevos ojos. “Antes no se hablaba porque no las dejaban. Te dicen ‘era una mujer fuerte que no se quejaba’, pero no se quejaba porque estaba reprimida”.

Para Urroz, escribir la novela fue también un acto de reivindicación: hacer visibles vidas que fueron obligadas al silencio y desmontar la narrativa de que la resiliencia femenina histórica es sinónimo de conformidad.

Una escritora agradecida con su origen

Hoy, al mirar su historia familiar desde la literatura, Urroz se asume reconciliada. “Estoy súper agradecida por haber nacido en la familia en la que nací. Tengo una familia espectacular, mi madre y mi hermana son pilares”.

En lo profesional, reconoce haber logrado un cambio estilístico que la entusiasma. “Aquí sí cambié completamente de registro y me gusta mucho que los lectores me digan: ‘Sentí odio, sentí rabia, me reí, sentí alegría’. Poder poner sentimientos en un lector fue extraordinario”.

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Kike Esparza

Soy un periodista apasionado del cine, la música y la moda. Tengo una obsesión por contar las horas y estornudar una y otra vez cuando tengo que tomar una decisión. Escribir es vivir.

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 17 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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