El Baby’O no solo es un club nocturno: es una leyenda que atraviesa generaciones, estilos y épocas. Desde su inauguración en 1976, este santuario del glamour ha sido símbolo de la vida nocturna mexicana y estandarte de un Acapulco que brillaba con luz propia. Ahora, esa historia llega por primera vez contada desde dentro, a través de “La noche eterna del Baby’O”, el nuevo documental dirigido por Emilio Maillé que se estrenará en exclusiva por ViX el próximo 20 de noviembre.
Con 110 minutos de archivo, memoria y nostalgia, la película reconstruye el origen, esplendor y resiliencia del lugar que recibió a figuras como Luis Miguel, Elizabeth Taylor, Michael Jordan, Bono y Sylvester Stallone, convirtiéndose en mito mundial. Y aunque Maillé nunca cruzó sus puertas en sus años de juventud, esa distancia se convirtió en impulso creativo.
“Yo era parte de ese grupo de los que no lo conocimos. Yo nunca fui al Baby’O… viví fuera de México en mi adolescencia, así que no tuve la posibilidad de irme un día de fin de semana a Acapulco para ver si podíamos entrar al Baby’O”, comparte. Precisamente por eso, reconoce que cuando recibió la invitación para dirigir la película pensó: “Contar la historia de un lugar que no conocí me interesa mucho, más todavía si estamos ligando esta discoteca con Acapulco”.
Una ciudad que es marca
En el documental, Acapulco no es un escenario: es un personaje. Un territorio contradictorio, hermoso, vibrante y sobreviviente. Maillé lo describe como “un lugar de una belleza impresionante… tú dices ‘Acapulco’ en cualquier lugar del mundo y sigue sonando, es como una marca”.
Esa identidad tan poderosa es inseparable del Baby’O. “Uno no existe sin el otro… lo que le pega a uno le pega al otro”, señala. Y añade algo que se vuelve clave para entender por qué este club resistió décadas de cambios: “No es un azar que estando en Acapulco el Baby’O mantenga esta historia. Nunca ha cambiado de dueños y no se ha reformado físicamente; sigue prácticamente igual”.
En esa permanencia encuentra magia y carácter: “Aplaudo mucho eso… cuando guardan el sabor de un espacio, mantienes una energía única. A veces al renovar destruyes”.
Hoy el Baby’O sigue con vida. “Este fin de semana estuvo a reventar… sigue generando esas ganas de entrar ahí”, comenta Maillé. La energía del lugar lo atrapó incluso a él, que lo visitó ya como observador durante la filmación y no como participante. “Nunca me había sucedido estar en una discoteca sin ser parte de la fiesta. Y sí hay una energía interesante que te atrapa”.
La nostalgia como hilo conductor
Maillé reconoce que Acapulco, con sus edificaciones icónicas y su mezcla de épocas, despierta una nostalgia inevitable. “Es una ciudad que conserva vestigios de arquitectura de los 30 hasta ahora… no es uniforme, y esa mezcla la hace muy especial”.
El documental transforma esa nostalgia en un lenguaje visual que evoca al puerto que un día fue sin borrar las cicatrices del tiempo.
Celebridades, noches míticas y un archivo invaluable
La lista de personajes que pasaron por el Baby’O es una constelación de celebridades. El documental rescata su impacto y testimonios inéditos, incluido uno de los encuentros que más sorprendió al director: “Hubo un encuentro fascinante con Verónica Castro… me pareció una mujer espectacular. La entrevista la hicimos dentro del Baby’O y fue muy bonita”.
Por supuesto, una figura esencial en la historia del lugar es Luis Miguel. Aunque no participó directamente en el proyecto, su presencia es inevitable. “Hicimos todo lo posible para que Luis Miguel fuera parte, no lo logramos… pero está muy presente dentro de su ausencia, con imágenes de archivo”, explica.
Un viaje musical que sostiene toda la película
La música es uno de los ejes fundamentales del documental. El equipo decidió mantener una línea sonora basada en la época de creación del club: la música disco. “Hay una selección musical espectacular… decidimos no ir década por década, sino quedarnos con la música disco. Y lleva el proyecto, lo va llevando”.
El diseño sonoro estuvo a cargo de Jaime Baksht y Michelle Couttolenc, los dos únicos mexicanos ganadores del oscar en esa categoría. Maillé destaca su aportación: “Hicieron que el documental sea como entrar a una discoteca, que todo esté muy arriba todo el tiempo”.
Un equipo diverso para una historia compleja
Para el guion, Maillé invitó al escritor Guillermo Osorno. “A mí me gusta trabajar con gente diferente a mí, sino qué flojera”, dice entre risas. El resultado es una mirada profunda al Baby’O y al México que lo rodea. La producción ejecutiva corre a cargo de Marie Jeanne Kushfe, Dayana Rodrigues y Stacy Perskie, bajo el sello de N+ Docs en colaboración con Redrum.