Magia intermitente: la segunda parte de “Wicked” no logra sostener su propio hechizo

Tras el éxito de la primera entrega, “Wicked: For Good”, dirigida nuevamente por Jon M. Chu, llega para concluir la historia de “Elphaba” (Cynthia Erivo) y “Glinda” (Ariana Grande). Esta segunda parte retoma la narrativa cuando “Elphaba” ya ha sido señalada como “la bruja malvada” y continúa su lucha por defender a los animales que están siendo despojados de su capacidad de hablar bajo las órdenes del “Mago de Oz”. “Glinda”, atrapada aún en una visión ingenua y privilegiada del mundo, insiste en formar una alianza con el régimen, creyendo que así hará el bien. Su desconexión de la realidad, sumada a su deseo de casarse con “Fiyero”, acentúa la tensión con su mejor amiga, especialmente cuando queda claro que él está enamorado de “Elphaba”.

Esta segunda parte integra también la historia que conecta con el clásico “El mago de Oz”: una joven campesina busca regresar a casa acompañada de un león temeroso, un hombre de hojalata y un espantapájaros, quienes reciben del Mago la misión de destruir a la bruja del Oeste a cambio de que él cumpla sus deseos. Aunque el entrecruce de historias resulta interesante, el ritmo con el que se desarrolla no siempre favorece el impacto emocional.

La película presenta momentos con secuencias que se sienten largas y cansadas entre otras que avanzan tan rápido que no alcanzan a cerrar ideas claves. El relato tarda en encontrar su rumbo para resolver los arcos narrativos de todos los personajes, y hacia el final se siente una aceleración que deja cabos sueltos, como el destino del león o del hombre de hojalata. Esa falta de equilibrio afecta la contundencia general del cierre.

Otro punto llamativo es el arco melodramático y humorístico entre “Elphaba” y “Glinda” cuando pelean por “Fiyero”. Aunque puede verse como una licencia creativa que aporta un respiro irreverente, también rompe con la estética y la narrativa tan cuidadas de la primera parte, generando un contraste que para algunos espectadores podría resultar incómodo o fuera de tono.

Lo que sí permanece sólido es la química entre Cynthia Erivo y Ariana Grande. Ambas sostienen el corazón narrativo del filme con una complicidad poderosa, aunque en esta ocasión es Ariana quien resalta con mayor intensidad. Su interpretación de “Glinda” revela matices más oscuros detrás de su dulzura aparente, y Grande logra mostrar esa dualidad mediante ironía, sarcasmo y una comedia natural que nunca opaca su lado más vulnerable. “Glinda” es aquí un personaje encantador, pero también egoísta, y Ariana consigue equilibrar esa complejidad con gran acierto.

“Elphaba”, por su parte, sigue cargando con el peso de la opinión pública que insiste en verla como una villana. La película refuerza cómo una mentira repetida puede convertirse en verdad y cómo ese estigma comienza a moldear la manera en que incluso ella misma se percibe. Su insistencia por ayudar a los animales —aunque noble— la lleva a proyectar un carácter engreído que puede matizar la forma en que el público la interpreta dentro de esta segunda entrega.

A pesar de momentos potentes, la película no alcanza la fuerza emocional de su primera parte. Aquella debutó con una narrativa impecable y un impacto profundo en la audiencia; esta segunda se siente menos equilibrada y más fragmentada. El cierre cumple, pero no logra la estatura épica que prometía. Por ello, es probable que esta entrega no tenga la misma resonancia en la temporada de premios, especialmente considerando el precedente que dejó “Wicked” el año anterior.

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Kike Esparza

Soy un periodista apasionado del cine, la música y la moda. Tengo una obsesión por contar las horas y estornudar una y otra vez cuando tengo que tomar una decisión. Escribir es vivir.

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 17 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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