Anna Wintour se retiró en la era de los reels, los tiktoks y la IA

Después de casi cuatro décadas como el rostro y el alma de Vogue, Anna Wintour se despidió de la revista que se transformó en un referente global del estilo, el poder y la cultura pop. Su partida marca el fin de una era, no solo para Condé Nast, sino para el mundo de la moda en general.

Cuando Anna Wintour asumió el cargo de directora editorial de Vogue en 1988, la revista estaba arraigada en cánones clásicos de elegancia y aspiración. Wintour introdujo una visión más audaz y comercial: llevó a la portada a modelos y celebridades por igual, combinó el glamour con lo urbano, y convirtió la publicación en un escaparate de tendencias globales, mezclando alta costura con fast fashion y cultura pop con política.

Su sello fue el equilibrio perfecto entre sofisticación editorial y astucia comercial. No solo impulsó las carreras de diseñadores como Marc Jacobs, John Galliano o Alexander McQueen, sino que también supo ver en celebridades como Kim Kardashian o Serena Williams figuras clave de la conversación cultural contemporánea.

Una figura central en la moda

Wintour no fue solo editora, fue arquitecta de una industria. Su influencia trascendió las páginas de la revista: consolidó la Gala del Met como el evento más importante de la moda a nivel mundial, dictó tendencias con un solo gesto y convirtió a Vogue en el termómetro del deseo colectivo. Su estilo impenetrable —el famoso bob, las gafas oscuras y su mirada crítica— se volvió ícono tanto como las portadas que editó.

También se convirtió en la autoridad silenciosa detrás del sistema de la moda: influyó en fichajes de diseñadores en grandes casas, apoyó movimientos como el de la diversidad y la sostenibilidad, aunque no sin controversias y cuestionamientos sobre inclusión real.

¿Y ahora qué será de Vogue?

En la era de TikTok, los influencers y los algoritmos, Vogue enfrenta el gran reto de seguir siendo relevante cuando los likes y los reels parecen tener más peso que las editoriales impresas. La salida de Wintour podría abrir un nuevo capítulo más fresco, más digital, con voces más diversas al frente, pero también más incierto.

El futuro de Vogue dependerá de su capacidad para dialogar con nuevas generaciones sin perder la autoridad que Wintour cultivó. En un mundo donde todos pueden ser curadores de estilo desde su celular, el desafío será mantener esa curaduría editorial con una visión que inspire, proponga y provoque. Anna Wintour deja Vogue, pero su sombra —y su influencia— seguirá marcando las páginas de la moda por mucho tiempo más.

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La Redacción

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 17 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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