Cuando la chica de la limpieza no vuelve

Todos tenemos una personalidad muy particular que se desarrolla en conjunto con nuestros gustos y necesidades. Hay quienes son muy meticulosos buscando siempre la perfección y la pulcritud, y hay personas como yo, quienes somos una bomba de desastre… juguetes por doquier formados en filas de pequeños a grandes por un niñito de 3 años, canastas llenas de calcetines sin par y de pequeña ropita pendiente por tratar de sacarle la mancha de chocolate.

Me he sentado a escribir en medio de un pequeño caos y me he decidido a buscar estrategias para ser más organizada, para tener lo que necesito en orden y sobre todo sentirme cómoda y feliz con la manera en que me ha cambiado la vida, sí, como la mamá que soy ahora.

Quiero contarles lo que me ha llevado a tomar esta decisión y sentir esta felicidad que ahora tengo, porque siendo honesta, me sorprende sentirme de esta manera, antes me había pasado en muchas ocasiones estar molesta, angustiada y desesperada al quedarme sin ayuda en el cuidado y limpieza de mi casa.

El trabajo del servicio doméstico es arduo como muchos otros oficios, y hay quienes por realizar esta actividad sufren de discriminación a pesar de que estemos en 2018. De hecho muchas son las persona que utilizan palabras despectivas como “chacha”, “muchacha”, “gata” y demás motes hirientes que no tienen razón de ser, eso no está bien, no es lo correcto y debe erradicarse lo más pronto posible.

Sin embargo, también en este oficio hay otras aristas que surgen y que quienes contratan los servicios de una agencia, no siempre obtienen los resultados que esperan, partiendo de que las personas que llegan a realizar las labores de casa no están bien capacitadas, no tienen la actitud para desarrollar su actividad y muchas de ellas, no tienen en mente el superarse para buscar nuevas oportunidades de crecer.

Antes, el quedarme sin ayuda me ponía muy mal, pero esta vez me siento tranquila y hasta liberada y habrá quienes se identifiquen conmigo cuando digo el estrés que causa tener una empleada nueva para realizar labores de servicio doméstico, pues te pasas varios días mostrando y explicándoles cómo son las actividades de limpieza en casa, porque eso sí, llevo una lista de más de quince chicas y una sola no ha sabido o no ha querido realizar bien las tareas asignadas.

Algunas no saben si quiera lavar bien un vaso, mucho menos un baño y por supuesto jamás han sabido cómo dejar una cocina perfectamente limpia, y después de días de enseñar cómo se hace, dónde se guardan las cosas, entre otros menesteres, de repente ya no vuelven.

Tal vez he corrido con mala suerte, porque a pesar de ser lo más accesible y tener mucho tacto para pedir las cosas, me he dado cuenta que la gente no quiere y no sabe trabajar, y que esa es la realidad y no la de que no hay trabajo. A veces te conviertes en el chofer, mamá y doctora, terminas siendo tú la que hace hace la limpieza de toda la casa con tal de que la chica se sienta cómoda.

No se puede llegar a un empleo hacer mal las cosas una y otra vez y desear ganar un buen sueldo, mi mamá siempre ha dicho, “lo que sea que hagas, hazlo bien y sé el mejor, así sea un repartidor de leche, un taxista, un abogado o el señor del aseo”.

Y no para todo ahí, cuando alguna chica se quiere ir, que es muy válido, uno tiene que estar donde quiere estar, en lugar de exponer sus razones REALES, tienen mil y una excusas, todas muy absurdas, como la que he oído más de tres veces: “Se murió mi abuelita”, y yo digo: ¿Cuántas veces puedes matar a la abuela para no hacerte responsable de lo que ya no quieres hacer?

Pero siempre hay las más ridículas mentiras que me parecen como sacadas de “La Rosa de Guadalupe”: “Decidí que quiero estudiar medicina y mi mamá ya llevó mis papeles, y ya empiezo el lunes”, cuando de antemano sé que solo terminó la secundaria, o “me duele la panza, mejor busque alguien más”, y qué tal esta última, la chica estando de planta quería estar en casa un día sí y un día no, porque según, tenía que ir a que le sobaran la espalda, y yo le cuestioné, “¿no prefieres que te lleve a ver un médico para que te revise?” Y pronto que me responde, “no, ya fui con uno y me dijo que me tenían que sobar”… ahora resulta que los médicos están afiliados con las sobanderas…

Ojalá solo fueran mentiras, pero qué tal las que roban, me ha tocado pasar por eso, hace poco vi la foto de perfil de Whatsapp de una de las chicas que laboró conmigo con mi collar puesto, mi sorpresa fue su nivel de descaro, o que tal vez se le olvidó que la tenía en mis contactos –que es lo más probable– el reclamo llegó, aceptó los hechos y regresó a devolvérmelo.

No voy a negar que sí haya señoras que contratan los servicios domésticos y que sí son muy nefastas y groseras. Y lo digo una vez más, si no te gusta la actividad que realizas, la sinceridad siempre será lo mejor.

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Jaqueline Vidales

Soy una mujer de distintas facetas: creativa, profesional, esposa y madre. Amo a mi familia, valoro a mis amigos y disfruto del tiempo que paso con ellos. Abro mis sentidos a las experiencias más enriquecedoras de la vida.

RosaDistrito

En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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