En un momento en el que la moda latinoamericana reclama nuevas voces, el diseñador venezolano Rolando Bracho irrumpe en México con una propuesta que combina memoria, sensibilidad y una estética profundamente contemporánea. Su colección Catarsis, presentada por primera vez en Cantón México, no solo marca su debut oficial en el país: también se convierte en un manifiesto personal sobre evolución, identidad y poder creativo.
La colección es, en esencia, un viaje. Un retorno a los recuerdos de su infancia en Nirgua y un pequeño pueblo donde se formó su mirada estética y su necesidad de imaginar mundos alternos. Hoy, esos destellos del pasado se transforman en piezas que buscan elevar y empoderar a quienes las portan.
“Es un guiño a los recuerdos de ese Rolando de mi infancia, que soñaba con verse diferente. Hoy tomo esos recuerdos y los transformo en piezas que embellecen y empoderan”, comparte el creador, quien se ha ganado un lugar especial entre las figuras más influyentes de la moda y el entretenimiento en México.
Moda que se siente
Catarsis está integrada por 16 piezas confeccionadas artesanalmente con cuero, crepé, algodón y lana. Su paleta de color se mueve entre lo sobrio y lo texturizado, mientras que sus siluetas viajan de lo escultórico a lo oversize, en una exploración constante entre fortaleza y vulnerabilidad. Cada prenda parte de una memoria íntima, y ese toque emocional se hace evidente en uno de los códigos distintivos del diseñador: las mangas entrelazadas.
Inspiradas en un gesto cotidiano de su infancia —amarrarse la chaqueta a la cintura para sentirse “bien vestido”—, estas piezas se convierten ahora en un símbolo de identidad.
“Ese detalle encapsula la esencia de Catarsis: transformar inseguridad en identidad”, explica el diseñador.
Oka Giner, musa y visión
La campaña visual de la colección está protagonizada por la actriz Oka Giner, un rostro que, según Bracho, encarna la fuerza femenina que guía su universo creativo.
“Oka representa a la mujer que inspira mi trabajo: empoderada, sofisticada, auténtica. Su presencia conecta mis raíces venezolanas con mi historia en México”, asegura.
Un debut que se vive como experiencia

La presentación de Catarsis reunió a personalidades del arte, la moda y la sociedad mexicana en un ambiente envolvente que evocaba la arquitectura y la nostalgia de los barrios tradicionales del país. El espacio, convertido en un puente simbólico entre Venezuela y México, dejó claro que la propuesta de Bracho va más allá de la indumentaria: es una invitación a vivir la moda desde la emoción y el recuerdo.
“Crear en México, un país que me ha acogido y retado, es un privilegio que nunca imaginé posible”, afirma el diseñador con emoción palpable. Su misión es clara: ofrecer lujo emocional, prendas que no solo se visten, sino que acompañan procesos personales.
Un creador en constante renacimiento
La historia de Rolando Bracho es la de una búsqueda persistente: desde su niñez en Bejuma y Nirgua, pasando por sus primeros pasos en la moda venezolana, su migración a Colombia y su posterior reinvención en México. Ha trabajado como costurero, profesor, director creativo y, sobre todo, como un artesano emocional que transforma recuerdos y desafíos en piezas de alto impacto visual.
Ha vestido a figuras como Belinda, Maite Perroni, Mabel Cadena, Vanessa Claudio, Angelique Boyer, Kimberly Loaiza y Karime Pinter, posicionándose como uno de los nombres emergentes más interesantes en alfombras rojas y proyectos editoriales.
Hoy, desde su showroom en la Ciudad de México, presenta Catarsis como la obra más íntima de su carrera: una colección que honra la nostalgia, celebra la resiliencia y abre una nueva etapa en su camino dentro del diseño latinoamericano.