Ya está disponible en la cartelera nacional la película documental de la directora, Juliana Fanjul, “Silencio Radio”, filme que cuenta el proceso de despido y censura que vivió la periodista Carmen Aristegui de la radioemisora MVS cuando reveló un caso de corrupción en momentos en los que Enrique Peña era el presidente de México. Hablamos con la cineasta sobre este proyecto que ha venido trabajando desde hace varios años y que hoy ya está a disposición de la audiencia.
“Los retos de hacer una película de este tamaño por supuesto que son grandes, hay una enorme responsabilidad en decidir poner a un personaje tan conocido como Carmen Aristegui, así que hicimos todo lo posible por trabajar con la mayor seriedad y responsabilidad, con mucho cuidado también, porque fueron más o menos tres años en los que estuvimos siguiendo a Carmen y a su equipo, en un momento particularmente complicado para ellos y para los periodistas en general. Tuvimos la ocasión de estar filmando cuando asesinaron a Javier Valdez y a Miroslava Breach, así que siempre con mucha cautela de que el material que estuviéramos filmando no cayera en manos equivocadas”, comparte.
Además, con el material recabado, buscaban hacer el retrato más fiel posible hacia la comunicadora y su equipo, “pero también una suerte de homenaje a los periodistas mexicanos, contextualizando muy bien los riesgos y las problemáticas políticas de un país como el nuestro”. También le preguntamos a Juliana para ella como creadora cómo fue darse cuenta que lo que estaba contando en el filme, se estaba refrendando con los hechos que ocurrían en ese momento en México, y que a la fecha siguen pasando.
“En algún momento decidimos hacer una película que hablara de la batalla que prometía dar Carmen Aristegui en el momento presente, de filmar la historia mientras se iba construyendo y evitar una película de una historia ya cerrada, que fuera una especie de historia de una censura anunciada, por ejemplo. Entonces, partimos de la hipótesis de que Carmen iba a continuar trabajando, investigando y publicando, y que esto iba a incomodar a los diferentes grupos de poder a los que ella señala, así que en ese sentido, me imaginaba que íbamos a estar presentes en momentos críticos de los ataques que recibieron Carmen y su equipo, de hecho se muestra en la película como hay una campaña mediática y de amenazas fuertes en algún momento”.
También en el documental, por ejemplo, se ve cómo unos hombres entran a sus oficinas a robar, “y lo que sucedía en el resto del país, lamentablemente era simplemente el pan nuestro de todos los días, y había que ponerlo en la película porque era el contexto en el que estaban navegando los protagonistas de la cinta”.
En cuanto al acercamiento a Carmen, desde un principio se estableció que ella sería un personaje más para abordar la censura que sufren los periodistas. “Desde el inicio yo me comprometí con Carmen que la película no iba a buscar abordar cuestiones de su vida personal o de su vida íntima, y trabajé con ese entendido. Sin embargo, claro, a fuerza de estar compartiendo el cotidiano en la oficina y en los diferentes viajes a Estados Unidos, en donde la pudimos acompañar, pues se fue tejiendo una relación de confianza mayor, incluso una amistad, me atrevo a decirlo así porque ella misma lo ha mencionado. Entonces, yo lo que vi es el personaje que se muestra en la película y que intenté dibujar, una mujer con un gran sentido del humor, con gran valentía admirable, una mujer con una gran sencillez, con un poder inmenso, pero consciente de ese poder y sin abusar de él a través de actitudes prepotentes”.
Pero su equipo de trabajo, también es pieza clave cuando se cuenta esta historia, periodistas que muestran su lado más vulnerable. “Para mí era muy importante poner en escena y escuchar los testimonios del equipo que trabaja con Carmen porque no tiene los reflectores y la popularidad encima como los suele tener ella, pero sin duda Rafael Cabrera, Juan Omar Fierro y alguien como Gustavo Sánchez, son esenciales para el trabajo de investigación que hace todo el equipo, y vivieron en sus diferentes momentos amenazas y vigilancia, y eso provoca un estrés brutal del que nos comparten a través de sus testimonios, sin duda muy emotivos”.
Juliana también comparte que mientras estuvieron filmando, y que incluso lo narra en la película, cuando volvieron del primer viaje, de Washington, en el departamento donde se estaban quedando en la Ciudad de México, alguien había intentado forzar la puerta, “y por supuesto que eso nos hizo redoblar las medidas de seguridad que teníamos en ese momento, para proteger sobre todo nuestro material y estar vigilantes ante lo que pudiera ocurrir”. Con el paso de los días, los diferentes choferes que fueron contratando para mover la camioneta de producción también les compartieron que los estaban siguiendo, piensa la directora que esto tuvo que ver tal vez con solo averiguar qué era lo que ellos estaban haciendo derivado de la importancia que tiene Carmen como comunicadora y que eso levanta ámpula en los sectores de poder.
“Silencio Radio” está disponible en Cinépolis Centro Magno y Cinemex Sania. Juliana ya está trabajando en nuevos proyectos, “siempre muy interesada en problemáticas femeninas y en las relaciones de poder que existen en la complejísima sociedad mexicana, es el caldo que me apasiona a mí para hacer mi trabajo”, finaliza.