La música independiente es generadora de propuestas que revolucionan nuestros sentidos y Zahara es una de ellas; es una artista española con un poderoso statement donde sus vivencias personales y la manera en la que se conduce el mundo –donde el machismo, el bullying y la misoginia siguen permeando en nuestros días–, la llevan a desarrollar una catarsis sonora que nos invade, nos confronta, nos alienta y nos pone felices; una gama de emociones que pocxs como ella pueden lograr.
Conversamos con Zahara sobre su quinto disco llamado “Puta”, conformado por 11 temas; un proyecto feminista y muy personal. Durante los primeros meses del año, la cantautora fue lanzando algunos singles como “Merichane”, “Canción de muerte y salvación”, “TAYLOR”, “Berlín U5”, y “Dolores”, piezas que avisaban de este estridente álbum que hoy ve la luz y que refrenda su crecimiento como artista, porque cuando el arte parte de algo íntimo y particular, este se vuelve universal.
“Llevaba durante un año ya siendo acompañada por una psicóloga maravillosa, que ya con ella habíamos trabajado mucho todas las cosas que había vivido, pasado y sufrido. Y cuando llega el confinamiento, me encierro en casa y comienzo escribir las canciones, que hacerlo en el momento es como liberador, incluso es euforia lo que siento porque de repente soy feliz otra vez, siento esa conexión, esas endorfinas y ese subidón de hacer música, pero a la par ahondo profundamente en mi ser, en las cosas que he vivido y me enfrento a ellas de cara y es un poco lo que me lleva a seguir sumergiéndome”.
Confiesa que este disco para ella se convierte en una especie de “loop”, “porque hago una canción y me siento bien, luego vuelvo a sentirme triste por lo que estoy contando, reconozco lo que he vivido y lo vuelvo a transformar en otra canción… me siento bien y vuelvo a hundirme”, pero es que así es la vida, una gama de sentimientos que nos humaniza y nos reconecta con nuestra realidad.
“No hay un estado de felicidad permanente, igual que no existe un estado de tristeza eterna, las personas somos un compendio de eso, y hay que aprender a amarnos en ese momento en el que no somos lo que la sociedad espera, es fundamental y es necesario”.
“Puta”, según se expresa en el comunicado que emite la oficina de Zahara, es una historia contada “desde las heridas que supuran, desde la herida y la carne abierta. Un material sobre la reputación de una mujer presa de la expectativa ajena”. En ese sentido, la artista se ha apropiado de la palabra que es utilizada para ofender y la ha resignificado.
“Yo no quiero que me llamen puta, pero sí que quiero que sepan que eso ya no me duele, y que cuando yo la uso, es mi escudo y protección, y la utilizo en el contexto que yo quiero. No es que la palabra de repente sea mágica y se evapore todo el contenido y el significado (negativo), sino que cuando tú la usas, la llevas como defensa de colocarte en otro sitio”.