5 MINUTOS DE FAMA: Mafalda Wario García

Impulsar una carrera y prestigio por cuenta propia ha sido una prioridad para Mafalda Wario García, quien desde los micrófonos y las frecuencias y amplitudes moduladas se ha entregado de lleno a la noticia, a escudriñar en el quehacer político y los clamores sociales.

La curiosidad por explorar los medios de comunicación la ha acompañado desde niña y aunque quiera pasar desapercibida su nombre llama la atención en cualquier trinchera en la que esté, no solo por recordar a la famosa viñeta argentina creada por Joaquín Salvador Lavado “Quino”, su apellido, Wario, también ofrece un legado en el periodismo tapatío del cual presume orgullosa por haber tenido dentro y fuera de casa a un ícono de la crítica y la investigación: Víctor Wario, fallecido en 2011, pero sobre todo a un padre amoroso, quien en compañía de su esposa, Rosa García, ofrecieron a Mafalda una familia llena de amor y compromiso.

Mafalda Wario ha transitado por diversas etapas en la radio y sus letras tampoco han escapado de diversos medios impresos, en los que también hizo frente al desarrollo de temas relacionados a la defensa de los derechos humanos.

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Los espectáculos fueron los primeros en abrazar a Mafalda, después la redacción de noticias para radio la vieron caminar hasta llegar a la jefatura de información, y de ahí, poner en práctica todo lo aprendido como reportera, a defender su independencia y dejar en claro que la mujer tiene mucho valor en los medios de comunicación.

Quedarse quieta no es una característica de Mafalda y si el instinto le dice que hay que buscar nuevos horizontes no hay incertidumbres que la detengan; tras sumarse a las voces de espacios como Radio Mujer y Notisistema, ahora Mafalda emprende retos en El Heraldo Radio Jalisco por el 100.3 de FM.

Norma Gutiérrez (NG): ¿Qué te acercó a los medios de comunicación?

Mafalda Wario (MW): Fue por mi papá, por el ejemplo que tuve en casa. Hace poco charlaba con un amigo sobre esta desesperanza, de estas olas que nos llegan a quienes nos dedicamos a los medios, por las crisis, porque cierran medios, nos toca escuchar de recortes masivos, yo le decía que si me retiro de esto no me veo en ningún otro lado, esto es lo que siempre vi en mi casa y lo que decidí para toda la vida, tuve el ejemplo de mi papá. Yo no aspiraba a ser periodista, no me considero periodista, sino comunicadora. Desde muy chica dije que quería ser como mi papá y no me veo en ningún otro escenario.

NG: ¿Cómo fue tu infancia?

MW: Fue muy linda, creo que fui muy afortunada y privilegiada porque tuve dos papás muy amorosos. Tuve muchas libertades, mis papás siempre nos impulsaron para que hiciéramos lo que nosotras queríamos en la vida, siempre y cuando estuviéramos convencidas de hacerlo. Siempre recibí mucho apoyo, bases muy sólidas en el ejemplo profesional, de responsabilidad, de ser siempre muy éticos en lo que hacemos, de valores y principios para relacionarnos con los demás y ver por los demás.

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NG: Tu nombre es peculiar y obviamente nos remite al personaje de Quino, “Mafalda”, ¿cómo influyó en tu infancia?

MW: Mucha gente me pregunta si me hacían bullying y seguramente sí había risas, sobre todo cuando me tocaba conocer gente nueva en la escuela, había esas risitas de no comprender mi nombre. Desde muy chica me explicaron porque me habían puesto Mafalda y sí fue por el personaje; desde niña me pusieron a leer estas historietas para comprender y para mí era algo normal mi nombre, el decir lo que significa. Sí me marcó y creo que también tenía que ver un poco con las expectativas de mis papás, sobre todo de mi mamá, quien era la más fan de Mafalda, y decía que quería tener una hija que fuera como ese personaje, que tuviera muy presente sus ideales, que luchara por la justicia. No creo que yo haya dado tanto el ancho, pero creo que algo se me quedó grabado.

NG: Además, tu apellido también es poco común…

MW: Tengo un tío, primo de mi papá, que hace años hizo una investigación antes de que el internet fuera todo un boom, contrató a personas que se dedican a investigar cosas así y rastrearon el apellido hasta Finlandia, allá es el origen; de hecho el apellido se escribe diferente con diéresis, quién sabe cómo se pronuncie.

NG: Antes de tener más claro a que se dedicaba tu papá, ¿tenías otra idea de lo que querías ser de grande?

MW: Yo sabía que él era periodista y que trabajaba en un periódico. Muchas veces me llevó con él a su trabajo y así conocí “El Informador”, donde él principalmente se desarrolló en su carrera, aunque también estuvo en otros medios. Uno de los fundadores de El Informador tenía una editorial llamada “Ágata”, en donde hicieron una revista e invitaron a mi papá y yo también lo acompañaba allí, estas eran las referencias que tenía de lo que hacía un periodista; la primera vez que fui a “El Informador” yo tenía como cinco o seis años. Mi papá me explicaba que él hacía entrevistas, que escribía mucho y quizá yo en ese momento tenía más la percepción de que él era escritor.

De niña yo jugaba a que conducía un programa de televisión y luego mi papá estuvo en Radio Universidad un tiempo, y una vez me llevó a las cabinas. Estaba el programa “El Saltapericos” en el que había un concurso de trabalenguas para niños y mi papá me llevó para que yo concursara. Recuerdo perfecto que cuando entré a la cabina dije ¡wooow! ésto está padrísimo, dije mi trabalenguas, no gané, pero me emocioné, así me olvidé de la televisión, desde ahí supe que quería estar en radio, que quería se locutora. Así me decidí estudiar comunicación en la Univer.

Al hacer mi servicio social en Canal 7 me quedé esperando unos meses para ver si había alguna oportunidad para trabajar ahí, pero me enteré que habría un casting para Promomedios en Radio Mujer y fui al casting. Yo ya había hecho varios castings en otros lugares, hasta en una estación grupera, pero en Radio Mujer allí fue donde me quedé, era para un programa de espectáculos, así empecé en “La cuerda”.

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NG: ¿Iniciar en espectáculos era tu idea?

MW: Yo solo quería ser locutora, presentar canciones, estar en una estación muy comercial, algo muy pop o algo de ese estilo, que era lo que me gustaba. A mí no me importaba donde fuera, yo quería trabajar y en Radio Mujer me gustó, aprendí a reportear y hacer entrevistas.

La primera cobertura que tuve fue una obra de teatro con Ofelia Medina en el Teatro Galerías, fue algo muy aburrido, solo recuerdo eso, después vinieron conciertos y ruedas de prensa. La primera vez que me puse muy nerviosa fue cuando me enteré que tendría que entrevistar a José José, quien era para mí un referente de ser “la personalidad”, ahí ya no tenía que dudar de mí, tenía que prepararme muy bien para la entrevista. Fue de las primeras cosas importantes que creo que hice.

NG: ¿Estas primeras experiencias cambiaron tu perspectiva de que lo que era ser reportero?

MW: Sí te das cuenta que no es tan fácil como se puede creer, que no es solamente llegar y preguntar lo que se te ocurra y poner la grabadora, que realmente tienes que documentarte. Aunque yo entonces sí seguía a muchos cantantes y estaba más enterada de lo que hacían, en el caso de la obra de teatro yo no sabía nada de Ofelia Medina y de su trayectoria y eso también implica que investigues, entender de su propuesta. No puedes llegar creyendo que los espectáculos son fáciles y eso pasa muchas veces, demeritamos las fuentes, creemos erróneamente que solo la fuente de política o la nota general es lo importante, pero te das cuenta que todas las fuentes requieren de preparación, que tienes que estar comprometido con tu trabajo.

NG: ¿Qué te decía tu papá cuando tú ibas encontrando tu camino?

MW: Creo que a él no le gustaba mucho que yo estuviera en espectáculos, aunque él decía que escogiera lo que yo quería. Pienso que él sí tenía ciertas expectativas, quizá de seguir sus pasos, aunque él inició en la fuente policíaca, porque creo que así era como los iniciaban a todos para que supieran a qué se iban a enfrentar en realidad, pero nunca me dijo nada, siempre me daba consejos cuando yo estaba en espectáculos, que me preparara para mis entrevistas, que no minimizara a nadie.

NG: ¿Cómo transitaste a otras fuentes?

MW: Cuando ya inicié en noticias más generales yo tenía como 23 años. En los pasillos de la estación conocí a Leonardo Schwebel, y un día me dijo que si me interesaba estar en noticias y mi primera respuesta fue que no, me dijo que lo pensara y después lo buscara.

Lo platiqué con mi papá y me dijo que quizá debería intentarlo, porque aunque yo estaba en ese programa de Radio Mujer, sí era poco el dinero que yo ganaba y quizá tenía que aventurarme a otras cosas. Fui con Leonardo y le dije que quería intentarlo pero que no quería dejar el programa de espectáculos.

El puesto que me ofrecían era de redacción en el turno de las seis de la mañana, y a pesar del horario fue algo bueno, aprendí mucho en redacción. No entré en ceros, porque en mi casa siempre leíamos el periódico, a eso estaba acostumbrada, siempre comíamos y cenábamos con noticieros, y eso me daba noción de quiénes eran los personajes. Aún así no estás involucrado totalmente, llegas a darte de topes, a equivocarte y eso me pasó varias veces. Leonardo fue bueno conmigo, así como Genaro Amador, quien era el director de la estación (EPD), sabían que la gran parte de noticias entonces éramos recién egresados. Cuando yo entré estaba Mireya Blanco, Zaira Ramírez, Rafael Hernández, Edwin Campos (quien es mi esposo), y en la conducción de espacios estaba Belén Zapata, Leonardo y Arturo Pérez Díaz, y de reporteros estaban Elizabeth Rivera Avelar, Delfina Reyes, Ignacio Sedano, Juan Carlos Huerta y Susana Martínez.

NG: ¿Notabas un encuentro generacional muy marcado de comunicadores en tus primeros años de experiencia?

MW: Yo sí tenía ciertas nociones, pero Edwin, quien también entró a la par que yo, iba en ceros, él prácticamente llegó a aprender todo ahí. La primera vez que me mandaron una nota a la redacción, en ese tiempo el presidente de Coparmex era Juan José Frangie, y a la hora de transcribir yo no entendía su nombre, en ese tiempo solo te mandaban el audio y tú tenías que transcribir y editar ortografía, por ejemplo, y tuve que preguntar cómo se escribía su apellido, a mí me daba mucha pena preguntar, que creyeran que no sabía algo tan sencillo.

Mi responsabilidad era tomar las notas de los reporteros, preparar el resumen, seleccionar las notas, hacer notas de las entrevistas que se hacían al aire, editar audios y separar la voz del reportero del audio del entrevistado, era algo muy monótono, porque diario teníamos que hacer lo mismo.

Mi actividad cambió un poco cuando empezó de jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador, en Ciudad de México, y me pusieron a cubrir sus ruedas de prensa, porque en ese tiempo era muy novedoso que diera ruedas de prensa todos los días en la mañana y casi todos los noticieros se enlazaban a esa rueda de prensa. Yo tenía que monitorear, grabar y hacer notas para los noticieros en vivo y cada hora como cortes informativos. Sí me equivoqué en varias cosas, una vez también le cambié el nombre a Raúl Padilla al aire, pero creo que me tuvieron mucha paciencia.

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NG: Viniendo de la familia que es constante en los medios de comunicación, de todo el día estar escuchando noticias, ¿eso influyó en tu relación con tus amigas y tu entorno, al tener una visión más inmediata de cómo se manejaba la ciudad, de sus personajes, la agenda diaria?

MW: Sí impactó y aunque tienes a tu círculo muy cercano de amigas de toda la vida, es difícil hablar de tu trabajo y que entiendan exactamente a lo que te dedicas. Si nosotros que estamos en medios, aunque tengamos actividades similares, tenemos ciertos prejuicios sobre lo que se hace en otra fuente, con las personas que no están involucradas sí es distinto. Yo tenía momentos con mis amigas de toda la vida en los que no hablaba de mi trabajo, porque en mi generación las carreras de moda eran Mercadotecnia o Comercio Internacional y casi todas mis amigas estudiaron eso, todas las pláticas giraban en eso.

Quizá eso también marca que comiences a tener más afinidad con las personas de tu gremio, las amistades que se hacen son muy sólidas porque te identificas con muchas cosas, compartes las mismas historias de sufrimiento, dolores, carencias. Quienes están afuera de esto quizá no lo entienden, y cuando tienes malas rachas porque no hay trabajos bien renumerados, lo ven muy fácil, te dicen que te cambies de trabajo, que ya no te dediques a esto.

NG: ¿Alguna vez sentiste peso por tu apellido?

MW: Todo el tiempo y todavía, por eso es muy bueno ir a terapia. No sé si tenga que ver con que él murió y yo me creo ideas en la cabeza. Siempre tuvimos una relación muy sana y cercana mi papá y yo, pero ahora que no está siento más temor de fallarle, que relacionen nuestro apellido y parentesco con que yo no doy el ancho, que digan ´pobre Víctor, si supiera tal cosa’, permanentemente estoy pensando en eso.

De recién que inicié no lo veía tanto como una carga porque él me apoyaba muchísimo. Cuando empecé en noticias, algo que tenía Promomedios es que a todos les daban oportunidades, ahí me desarrollé, inicié como redactora y llegué a ser jefa de información.

Cuando tenía seis meses allí, Belén Zapata se enfermó y no llegó a su noticiero y Leonardo me dijo que me preparaba porque tenía que cubrirla y yo no me lo creía, se me venía el mundo encima. Lo primero que hice fue llamarle a mi papá, porque al ver al guion también vi que había una entrevista con un diputado federal, se estaba discutiendo el tema de los presupuestos, y yo no sabía que preguntar.

Le llamé aterrada a mi papá para que me orientara, que la entrevista me ponía nerviosa, que me daba miedo de hacerlo mal, de quedar en ridículo al aire, y él me dijo que pensara que ni mi entrevistado era más que yo, y que yo no era más que él, que mientras lo tratara con respeto y él lo hiciera, que la entrevista saldría bien. Eso me ayudó mucho, entender que cada quien está haciendo su trabajo.

Yo sentía el respaldo de mi papá, que me apoyaba. Yo solo quería cumplir con mi trabajo, que él se sintiera tranquilo de que yo estaba haciendo bien las cosas, pero ahora pienso en que si alguien considera que no doy el ancho, que no soy como él, que sería una vergüenza para él, cosas por el estilo, sí lo pienso todos los días o muy seguido. He tenido muchos conflictos sobre si estoy haciendo lo correcto, pienso si él se sentiría orgulloso, qué me diría. Creo que sí es una losa bastante pesada.

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NG: ¿Cómo lidias con esos momentos de frustración, de plantearte seguir o no en esto?

MW: Si me gustaría saber qué pensaría mi papá sobre todo lo que estamos viviendo, que es totalmente diferente de cuando él estaba. Yo trato de aterrizar todo esto con mi esposo, él sí renunció al medio y optó por su negocio. Yo platico mucho él, me apoya muchísimo, entiende que somos personas muy distintas y aunque él haya tomado su decisión de dejarlo, sabe que para mí es imposible hacerlo.

Estoy en una encrucijada en la que no sé si sigo aquí porque estoy aferrada a la idea de seguir haciendo lo mismo que mi papá y esto sea más sentimental, o si en verdad sigo haciendo lo que me gusta hacer. Creo que sí estamos en una crisis de medios, no solo por la situación financiera, sino también por la censura, por menos precio por parte de los órganos de gobierno y en general por la sociedad.

Creo que hay una percepción equivocada de los medios y se generaliza de quienes hacen un trabajo ético, quienes no se desempeñan adecuadamente, todo se mete a un solo costal y no hay ciertos criterios para evaluar el trabajo periodístico, eso desmotiva, te hace replantearte muchas cosas, pero creo que el entorno familiar te ayuda a seguir.

NG: Tu papá era muy crítico al gobierno, forjó una carrera pesada, ¿alguna vez te sentiste en riesgo en tu familia?

MW: A él le tocó cubrir el régimen del PRI cuando era ese monstruo dictador. Mi papá tuvo que escribir muchos años con un seudónimo para que no pidieran su cabeza como se acostumbraba, por eso escribía así sus columnas.

Yo no tengo memoria de esto, pero mi mamá cuenta que nuestro teléfono estuvo intervenido durante muchos años, porque los amigos más cercanos a nuestra familia también eran periodistas y también eran muy críticos, a donde yo volteara había periodismo.

En ese tiempo sí recuerdo que hablaban a la casa al teléfono fijo y si preguntaban por mi papá, mi mamá decía que no estaba, pero como a ella también le interesaban temas de política, cambiaban la plática de manera muy chistosa para hacerlo. Ya en la casa nos decían que no tratáramos ciertos temas telefónicamente porque las llamadas estaban intervenidas.

Yo al principio no entendía que era eso de que el teléfono estuviera intervenido, después de muchos años entendí a que se referían, que era algo riesgoso. Un amigo de mi papá alguna vez tuvo un atentado, una agresión en su contra, y cuando se habla en tu familia comienzas a dimensionar, a ver las caras de preocupación, se hablan de temas seriamente. Pero yo no he tenido que arriesgarme como muchos reporteros en las coberturas del día a día dando la cara, siempre he estado más en producción, estando en el micrófono.

NG: ¿Cómo cambió tu perspectiva sobre el desempeño de un reportero y la prioridad de la agenda diaria al estar como jefa de información?

MW: Es muy difícil y creo que eso orilló un poco a tener una crisis interna para mí. Para ser la jefa de información tuve que presentar un proyecto sobre cómo veía a la redacción de la estación, lo que quería. Yo decía y lo sigo teniendo presente que si más personas pensaran de esa forma en las redacciones, se valoraría más el trabajo de los reporteros.

No todos los reporteros tenemos las mismas capacidades, no todos somos buenos para todo, eso lo aprendí de mi papá, él valoraba que tenía reporteros o reporteras que eran buenas para cubrir la nota diaria, pero a lo mejor les costaba más trabajo hacer cosas de largo aliento, no los presionaba con una cuota de notas diarias que quizá no tendrían más relevancia, pero luego se interponen los intereses comerciales, por ejemplo. A mí eso me causaba mucho conflicto.

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NG: ¿Cómo fue escuchar tu voz en radio, era lo que te esperabas?

MW: Cuando estuve en C7 yo era asistente de producción y un productor de la barra de servicio me dijo que si alguna vez había grabado, pero yo solo lo había hecho en la escuela, y me dijo que quería hacerme unas pruebas para cosas de su programa y así me quedé como voz en off. Pensé que quizá con eso sí podía hacer carrera en radio, que mi voz si se escuchaba bien, que tenía buen balance.

NG: ¿Qué te sigue gustando de la radio?

MW: Me gusta mucho su inmediatez, aunque ahora con las redes sociales es difícil competir con eso, pero en calidad la radio sigue siendo un referente. Me gusta mucho hablar con un micrófono y saber que hay toda una audiencia de otro lado, que aunque no la veas y solo puedas medirlo solo con las llamadas o mensajes que llegan, están ahí, acompañándose contigo y tú con ellos. Para mí la radio es el medio número uno, te da libertades. Imaginarme a la gente que trabajaba en radio me daba mucha ilusión.

NG: ¿Crees que ahora perteneces a una generación de comunicadores que se enfrenta a nuevas dinámicas, a nuevos rostros?

MW: Los nuevos periodistas, comunicadores o reporteros ya traen de lleno la cobertura multimedia y cuando yo hacía coberturas yo solo me concentraba en radio, me daba con que mi audio fuera bueno para transmitirse adecuadamente con los estándares de calidad de la radio, para mí era suficiente en ese momento. Ahora ya hay que preocuparse por todo, y a mí me cuesta trabajo estar en mi programa de radio y al mismo tiempo estar publicando cosas, responder a la gente, y creo que las nuevas generaciones lo hacen con toda naturalidad y es muy admirable.

Creo que ahora también están más enfocados a la profesionalización más de la carrera, de apostar por una maestría o doctorado, antes no había tantas opciones para capacitarte y eso es un error muy grande, el que un medio no apueste por la capacitación de su gente y cada uno tiene que buscarlo, eso me parece excelente, aunque eso tampoco se refleje en la paga que merecen.

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NG: Hay gente que te considera una líder de opinión, ¿consideras que existe un límite para hablar del trabajo de un funcionario público y su vida personal?

MW: Creo que debe haber límites cuando te das cuenta de que si la información permea en el ánimo colectivo y eso te ayuda a tomar una decisión, o influye en las políticas y decisiones gubernamentales, creo que entonces es válido hablar de ello. Pero creo que la vida personal de los funciones públicos es del ámbito privado, siempre y cuando no influya directamente, pero si hablamos, por ejemplo, del estado mental de un servidor público creo que sí debería tomarse como un asunto público porque estamos hablando de sus capacidades para tomar decisiones, pero sí es infiel o tiene asuntos privados, creo que eso no nos interesa, pero sí si agrede a alguien.

NG: Como mujer has tenido puertas abiertas en tu carrera, ¿cuál crees que la función de las periodistas actualmente’

MW: Creo es clave porque tenemos una responsabilidad doble, como profesionistas y como mujeres que van abriendo camino a otras, así nos deberíamos de ver. Hace poco platiqué con alumnos de secundaria y siento que tienen muy claro la igualdad de género, de que todos y todas podemos hacer de todo, pero creo que todavía tenemos mucho rezago y brechas en otras personas que no han tenido el mismo acceso a oportunidades.

Ahí es donde tenemos nuestro compromiso, como mujer ser un ejemplo de que te puedes conducir con el mismo profesionalismo, con la misma dignidad y ética, luchar porque más mujeres tengan espacios, que seamos y recibamos el mismo trato, el pago. Afortunadamente nunca me tocó estar en un medio en el que se le pagara más a los hombres que a las mujeres en los puestos que me desempeñé.

NG: ¿Qué puede la gente aprender de Mafalda Warrio?

MW: Espero que a conducirse con ética, con profesionalismo, responder siempre a tus principios, a lo que consideras que es un trabajo justo, digno. Creo que la dignidad en el periodismo lo es todo, como persona y como medio, y en el momento en que eso deja de valer creo que no tienes nada más que hacer allí. Espero que esto sea lo que la gente pueda ver o apreciar del trabajo que he hecho.

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Norma Gutiérrez

Desde 2009 soy reportera. Soy dramática por gusto propio y le doy vueltas hasta el cansancio a cada problema.

RosaDistrito

En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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