Si la historia tiene como protagonista a un perro, invariablemente está será muy tierna y adorable. Y sí, “El llamado salvaje” dirigida por Chris Sanders y producida por 20th Century, tiene todos los elementos para hacernos el corazón de pollo, pero eso no quiere decir que tenga sus errores.
Su principal altibajo es la animación, “Buck”, el protagonista está hecho digitalmente al igual que la jauría que lo acompaña, y mientras ellos están a cuadro, la perspectiva para el espectador es orgánica, luego rompe cuando aparecen los actores humanos – como Harrison Ford y Omar Sy– se cae el encanto, es como si se trata de un proyecto que abarca dos realidades.
Adaptada del clásico literario, “The call of the wild”, la trama desarrolla la vida de “Buck”, un perro de gran corazón, cuya vida doméstica se pone de cabeza cuando es arrancado de manera repentina de su hogar en California y llevado a los yermos exóticos del Yukón en Alaska, durante la fiebre del oro de la década de 1890.
Y es que “Buck”, aunque es un canino encantador, su corpulencia, altura e hiperactividad, le impiden ser la mascota que los demás esperan, él está hecho para cosas grandes que el mismo destino lo empujará a descubrir.
Es así que conoce a “Perrault” (Sy), un hombre que lleva la correspondencia y que tiene un trineo tirado por perros, él se convertirá en el líder de la manada y vivirá grandes aventuras, hasta que la actividad queda invalidada y tanto él como la jauría quedan a merced de un hombre que busca oro y que los obliga a llevarlo en extenuantes condiciones, pero dará con “John Thornton” (Ford), un hombre de espíritu libre que de alguna manera será el guía para que “Buck” encuentre su verdadera misión en la vida.
Los países que se aprecian en la cinta son maravillosos, te llenan los ojos por su majestuosidad, de alguna manera la fábula te deja el mensaje de que busques aquello que te haga feliz, que tal vez no lo vas a encontrar a las primeras de cambio, pero que si eres persistente en algún momento lo lograrás. Es una película que van a disfrutar sobre todo los niños.