Podrá ser alburera, gritona, rejega, quejumbrosa, libidinosa y muy liosa, pero Márgara Francisca es el ejemplo de la madre mexicana contemporánea: luchona y abierta a la diversidad. Su hijo Juan Christopher es gay, y ella lo enfatiza con mucho orgullo. Desde que estaba muy pequeño, doña Margara ya había notado que su retoño era diferente, se ponía sus vestidos y sus tacones, pero ella en lugar de asustarse, tomó al toro por los cuernos y le dio la confianza a su querubín para que éste saliera del closet.
En una entrevista muy amena que tuvimos Márgara Francisca y yo -cara a cara y cuerpo a cuerpo- hablamos de cómo la sociedad se abre más al cambio, a los distintos modelos de familia, estuvimos de acuerdo que aún queda mucho camino por recorrer, pero que hay que hablar sin tabúes para que el miedo se lleva, y así, poco a poco nos libremos de prejuicios. Y que cada quien haga de su cola un papalote… ¡Con todo respeto!
–¿Cómo ve a la sociedad con respecto al tema de la diversidad sexual?
–Mi hijo Juan Christopher es gay, mi rey. Y lo apoyo muchísimo y lo amo con toda mi alma. Para mí es del siglo antepasado que sigan habiendo crímenes y rechazos por homofobia y tantas cosas así. Yo creo que todos los seres humanos merecemos ser tratados con amor, dignidad y respeto, independientemente de nuestra preferencia sexual, social, ideológica o lo que sea.
–Platíqueme la experiencia de cuando Juan Christopher le dijo que era gay…
–Yo ya lo intuía mi rey, lloré como madre porque me imaginaba que me iba a dar mis nietos y toda la cosa, pero si a él lo veo feliz, yo también soy feliz. Me costó trabajo al principio porque yo soy una quesadillera que nació en Veracruz, que viene de costumbres muy arraigadas y todo, pero me fui haciendo moderna poco a poco y ahora me siento mucho mejor.
–¿Qué tal fue asimilar esa noticia?
–Los primeros días me mordía la mano y decía: “Ay Juan Christopher con razón te oía soñando y diciendo, ‘así Carlos, así….”. Y sobre lo que diga la gente, a mí mis vecinas me valen madre y me tienen miedo. ¡Mi Juan Christopher es gay, y qué chingados!
–¿Qué consejos le da a otras mamás que como usted tienen un hijo gay?
–Que aprendan a aceptar a sus hijos, a amarlos y apoyarlos, a tener comunicación, porque muchas veces como mamás o papás ponemos una barrera y entonces no se nos van a querer acercar. Hay casos hasta de chavos que se quitan la vida porque tienen miedo a que los rechacen los papás, o los amigos, o quien sea.
–¿Cuál es su opinión de que ya se pueden ver más personajes homosexuales en el cine y la televisión, sin tantos clichés ni estereotipos?
–Qué bueno, porque de todo hay en la viña del Señor, mi rey. Yo conozco a muchos gays que son de bigote y sombrero y a otros más afeminados, hay de todo en la vida.
–¿Cómo le pone empeño a la vida Doña Márgara?
–Yo soy muy feliz. Cuando descubrí que mi puestecito iba jalando afuera del Metro Chilpancingo y que la gente iba cada vez más a que yo le diera sus pellizcadas de huevo y de chorizo, yo decía: “de aquí soy”. Mi comadre Gudelia y mi hija Joselyn Guadalupe que me ayudan, somos muy felices porque no nos falta chambita, ni cariño, ahí estamos echándole ganas y todos los días me levanto pensado que me tiene que ir bien, porque si me va bien a mí, a mi comadre también, porque le doy sus propinas.
–¿Le interesa el amor?
–Claro que sí, aunque sea con el estropajo, cuando estoy sola apago la luz en la regadera. Me gusta el hombre norteñón, chacalezco, medio toro, panzón también. Soy bipolar, de pronto cambio.
- Mensaje para Rosa Distrito:
- “Los felicito, vivan con amor, con libertad, con cuidado y responsabilidad. Sean felices sin pisar a nadie”.
Fotografía, cortesía de Lalo España.
