¿Cuántos de nosotros hemos tenido a un gran amigo que tras el paso del tiempo y las circunstancias ha dejado de serlo? El concepto de amistad en todas sus formas y conceptos es representado emotivamente en el filme “Mi amigo robot” del director español Pablo Berger (Blancanieves 2012), proyecto cinematográfico nominado al Oscar como Mejor película animada.
“Dog” es alguien solitario e introvertido que busca tener un amigo con quien convivir y pasar los mejores momentos de su vida, al no ser tan sociable, decide hacerse de un amigo robot, con el cual genera de inmediato una gran conexión y empatía, juntos viven un verano inolvidable, sin embargo, un suceso fuera del control de “Dog” hace que éste abandone a su gran amigo en la playa, quien al verse solo, guarda la esperanza de que su compañero perruno acuda en su rescate.
El filme tiene entrañables analogías sobre las relaciones y vínculos entre las personas. La madurez es crucial en nuestras vidas, es un punto de inflexión para avanzar, crecer y sanar. Sin embargo, en el inter se pierden muchas cosas, no todo es para siempre y esta película lo representa muy bien.
Hemos oído, vivido y comprobado que hay personas que llegan a nuestras vidas para ofrecernos lecciones y aprendizajes ya sea a través de buenas o malas experiencias, y por mucho que queramos que estén con nosotros por siempre y para siempre, no va a suceder así, hay quienes llegan en determinados momentos y se van.
Esta fábula, divertida y encantadora, sin embargo, también abre el panorama a un mundo de posibilidades donde siempre hay otras personas que llegarán a nuestras vidas, es decir, se cierra un ciclo, pero se abre otro.
Si bien en momentos puede sentirse repetitiva y monótona la trama, todo se resuelve gracias a la magia de los protagonistas. Además, otro gran atractivo es que la cinta no tiene diálogos, todo se concentra en las emociones que estos van desarrollando en la trama.
SINOPSIS
Basada en la popular novela gráfica de Sara Varon. “Dog” es un perro solitario que vive en Manhattan. Un día decide construir un robot, para que sea amigo. Su amistad crece, hasta hacerse inseparables, al ritmo del Nueva York de los 80. Una noche de verano, “Dog”, con gran pena, se ve obligado a abandonar al robot en la playa.
