“Duna: Parte II”, una épica aventura distópica

Ambientada miles de años en el futuro y retomando desde donde se quedó la primera entrega, “Duna: Parte Dos” sigue de nuevo el viaje mítico de “Paul Atreides” (Timothée Chalamet), un joven que el destino empuja a una lucha intergaláctica por el poder. Hijo del gobernante asesinado “Duque Leto Atreides” (Oscar Isaac) y de la mística “Dama Jessica” (Rebecca Ferguson), “Paul” superó la prueba definitiva en “Duna”: conquistar sus miedos cuando el destino —y poderosas fuerzas invisibles— lo arrastraron a las arenas del remoto planeta “Arrakis”.

Con la exploración de temas atemporales y actuales, desde el amor romántico y maternal hasta la globalización, lealtad, venganza y catarsis, “Duna: Parte Dos” profundiza en los temas de ecología que el autor Frank Herbert inició sobre la humanidad versus la naturaleza. En el centro de la acción está un eterno conflicto entre las fuerzas del bien y del mal. Por un lado, están los “Fremen”, una representación de la humanidad en su lucha por la sobrevivencia colectiva de los nativos y del planeta “Arrakis”. Del otro lado se encuentran los “Harkonnen”, una manifestación de la corrupción, la violencia y la codicia.

Y donde se encuentran es la historia conflictuada de “Paul Atreides”, quien se apoya en la bravura de “Chani” (Zendaya) y la sabiduría de “Stilgar” (Javier Bardem) para ganarse la confianza y el apoyo de los “Fremen”, mientras los “Harkonnen” siguen devastando las arenas de “Arrakis” en busca de especia, aunque sus esfuerzos no quedan sin oposición, lo que les enfurece aún más y los lleva a una guerra total.

No cabe duda que esta segunda parte es una obra épica donde se demuestra que un blockbuster también puede ser una obra de arte desde lo visual donde se engloba la ambientación, el vestuario, la musicalización, el maquillaje y los efectos especiales. Sin lugar a dudas es un filme que debe verse en una sala de cine para admirar todo su esplendor.

Sin embargo, también tiene sus lados flacos, principalmente el ritmo, la trama en varios momentos llega a ser muy tediosa, hay que verla con la mente despejada porque si no te adentras de lleno, estás condenado a bostezar en varios momentos.

Si ben es una película repleta de estrellas, muchas de éstas salen muy poco y no lucen mucho en el filme, se entiende que figuras como Florence Pugh o Anya Taylor-Joy tienen su introducción al universo de “Duna” porque en una tercera entrega veremos más de ellas, pero están muy desaprovechadas, lo mismo sucede con la francesa Léa Seydoux.

Otro punto un tanto incongruente son los villanos, Stellan Skarsgård y Dave Bautista del mundo de los “Harkonnen”, eran los temibles, los siniestros y en esta segunda entrega los vemos humillados y sobajados, ¿dónde quedó esta gran poderío que representaban? Entiendo que había que darle prioridad a la nueva figura de maldad, “Feyd-Rautha Harkonnen” (Austin Butler), pero tanto como convertirlos en peleles, no me lo esperaba.

Las escenas de acción son espectaculares, las coreografías de los enfrentamientos están muy bien ejecutadas donde además se respira y se siente un aire épico, esperemos que no pase mucho tiempo para ver la tercera entrega.

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Kike Esparza

Soy un periodista apasionado del cine, la música y la moda. Tengo una obsesión por contar las horas y estornudar una y otra vez cuando tengo que tomar una decisión. Quiero ser como Carrie Bradshaw.

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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