Mujeres y poder

A lo largo de la historia, las mujeres han sido relegadas para poder enaltecer a los hombres, dejando sus nombres olvidados o sobajados. Si bien es cierto que hay ya gran variedad de títulos que están buscando reivindicar los nombres de aquellas sin las que hoy no estaríamos, obras literarias en las que la mujer sigue viéndose como un objeto o son minimizadas continúan imprimiéndose y alabándose por el simple hecho de ser un «clásico literario» que aunque este hecho podría ser una oportunidad para abrir debates en torno a ellas, aún no se está haciendo lo suficiente para sustentarlos precisamente por su estatus omnipotente como clásicos, nublando así la búsqueda de la construcción de nuevos clásicos en los que haya espacios plurales y equitativos.

Mary Beard ofrece a través de su libro «Mujeres y poder» un manifiesto donde nos ofrece su visión no solo acerca del retrato de la figura de la mujer en la actualidad y en momentos históricos relevantes donde el trato recibido para favorecer a los hombres ha sido el pan de cada día, sino también hace un análisis sobre el papel de los personajes femeninos en las obras literarias clásicas y la mitología donde las ideas machis-tas y repulsión hacia la mujer afloran al por mayor.

El libro nos muestra un punto de vista claro, donde nos dice sin tapujos los errores que a diario cometemos no nada más en normalizar un trato misógino, pues también permitimos e incluso fomentamos que las mujeres continúen siendo dejadas de lado para dar espacio al interlocutor masculino y aunque actualmente puede hablarse del compartimiento de poder al tener una mayor cantidad de mujeres en puestos de alto mando, no podemos negar que siguen siendo minoría y peor aún: la sociedad y los miembros del poder, siguen sin confiar en que una mujer pueda desempeñar un cargo originalmente creado para un hombre:

«Nuestro modelo cultural y mental de persona poderosa sigue siendo irrevocablemente masculino, puesto que si cerramos los ojos y conjuramos una imagen de alguien que ocupa una presidencia o que ejerce la docencia, lo que la mayoría ve no es precisamente a una mujer, y eso ocurre incluso si quien imagina es una mujer: el estereotipo cultural es tan fuerte que, aun como fantasía o ensueño, me resulta difícil imagi-narme, a mí misma o a alguien como yo, en mi papel.»

Lo femenino ha sido ignorado pero no silenciado, a pesar de la representación pobre que se ha dado en los clásicos de las mujeres, podemos desentrañar a través de las obras, las ideas que el autor tenía respecto a ellas y más odioso aún, que quienes los leían, también podían creerlo, puesto que hoy nos encontramos con que son obras de alto valor. Aunque no todas los retratos femeninos son negativos, Beard hace referencia a un fenómeno curioso y es que, las mujeres que son retratadas con cierto poder en las obras, han perdido sus rasgos característicos femeninos, es decir, se comportan como hombres:

«Retrocedamos a una de las primeras tragedias griegas, el Agamenón de Esquilo, que se representó por primera vez en 458 a.C., y encontraremos esta ideología horriblemente sintetizada en la antiheroína Clitem-nestra, que, en la obra, asume el gobierno efectivo de la ciudad durante la ausencia de su marido, que está luchando en la guerra de Troya, y en el proceso deja de ser mujer. Esquilo utiliza repetidamente un lenguaje y términos masculinos para referirse a ella: en los primeros versos, por ejemplo, su personaje es descrito como androboulon, una palabra difícil de traducir con exactitud, pero que significa algo así como ´de resolu-ción varonil´ o ´de pensamiento varonil´.»

La reflexión que se oferta a lo largo de la lectura nos da un sentido de profundidad para reconsiderar el cómo vemos las agresiones hacia la mujer -incluso si son solo tuits o comentarios en redes sociales, y dejar de normalizar estas actitudes que en este siglo ya no son dignas de aplausos ni tampoco de convertir a sus perpretadores en laureados autores dignos de un puesto en la memoria literaria social.

Siempre es bueno ver y analizar a consciencia los productos que se nos ofrecen porque está en nosotros decidir si es que estos pasan a la posteridad como un reflejo de la sociedad actual o como algo que debe ignorarse. Tengamos en cuenta no nada más la calidad de la obra, valoremos por igual las ideas que trans-miten porque será así como nos recuerden.

Lee:
Mujeres y poder. Mary Beard. Editorial Crítica.

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Entrevista con Mary Beard

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Paola Cortés

Estudié Comunicación pero no lo digo en voz alta. Lectora queer, feminista, trans feminista y todo eso.

RosaDistrito

En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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