La actriz mexicana Adriana Paz, quien a su paso por Guadalajara promovió su reciente película “Arillo de hombre muerto” del director Alejandro Gerber, en el marco de la edición 39 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), nos habló sobre su Palma de Oro, la cual recibió en el festival de Cannes en Francia.
Y es que la actriz sigue celebrando el triunfo, el cual también es compartido con sus compañeras de reparto Selena Gómez, Zoe Zaldaña y Karla Sofía Gascón, pues las cuatro ganaron como ensamble en la categoría de Mejor Actriz tras su participación en la cinta “Emilia Pérez” del director Jacques Audiard.
“Este es uno de los festivales más importantes del mundo, con gran prestigio y con mucha historia. Entonces, el haber recibido este premio con lo que significa ser la primera mexicana en obtenerlo, pues me llena de orgullo, de honra y también me implica hasta cierto punto una responsabilidad, pues también me siento expuesta. Siento que habrá gente que esté muy feliz como yo y otros que te pondrán a prueba donde ahora lo que tú digas será escuchado por más voces. Antes de Cannes había un montón de gente de la industria y fuera de ella que no tenía idea de quién soy, así que también esto es increíble para mi carrera y que eso signifique se abran otras puertas en mi carrera que a lo mejor hubiera sido imposible abrir”.
Además, también celebra que las cuatro mujeres ganadoras sean mujeres latinas con una película hablada en español. “Las cuatro somos muy distintas, pero también con muchas cosas en las que coincidimos. Esto ha sido algo muy importante”.
Una nueva aventura
En “Arillo de hombre muerto”, cinta distribuida por Mandarina Films que vislumbra su estreno a principio del 2025, Adriana interpreta a “Dalia”, una mujer que descubre que su esposo ha desaparecido sin dejar rastro. Su vida, su trabajo como conductora del metro, la relación con sus dos hijos y la que sostiene con un amante se desmoronan entre trámites, sospechas, indagatorias y constantes revictimizaciones. La violenta indolencia de su entorno la envuelve en un oscuro túnel que parece no conducir a ninguna parte.
Sobre la reflexión de su personaje y las aristas de la trama, resalta Adriana que “Dalia” su personaje guía un convoy con un montón de gente, “pero ella misma no sabe ni a dónde ir. Esto que hace en su vida laboral, no puede hacerlo en la personal, donde se encuentra perdida en esta situación que la está rebasando y donde ella trata de mantenerse lo más en pie posible por ella y por su familia”. “Dalia” constantemente en este transcurso por el que atraviesa después de la desaparición de su marido, se siente juzgada y revictimizada por el mismo sistema al cual tiene que sobrevivir y adaptarse porque la vida continúa.
Para Adriana no fue complicado conducir el metro. “Parecería que sí, pues al asomarte a la cabina ves muchos botones, de los cuales más de la mitad no me los explicaron porque no necesitaba saberlo, básicamente era el anillo de hombre muerto, entender cómo funcionaba este dispositivo y Dios, te quedaba la mano acalambrada”. Expresa que tener el dedo presionado es cansado, pero si lo sueltas, el convoy se detiene y eso implica una responsabilidad.