El especialista en derechos humanos, Carlos Arturo Martínez Negrete expone y visibiliza en su reciente libro “Yo, Tú, Él, ¡Todos! Tenemos derecho al uso del baño”, las problemáticas que se suscitan en torno a los sanitarios públicos, haciendo un análisis en el gasto mensual que se hace por el uso del baño, la influencia que genera en nuestras definiciones de consumo , agresiones sexuales, afectación en la salud pública y la responsabilidad social de las empresas.
Además, para complementar toda esta información que precisa en su libro, también publicará un documental que habla de todo este contexto donde se viola el derecho humano de poder entrar libremente a un baño público, pues actualmente y desde hace muchos años, se cobra por usarlo.
“Los derechos humanos no se conocen y no se reconocen en México”, expresa el autor, quien recuerda que comenzó a indagar en el tema de los baños públicos a partir de varias anécdotas, como el verse imposibilitado a entrar a uno por no tener cambio, o cuando viajó a Machu Picchu en Perú y se enteró que unos españoles construyeron unos públicos para que entraran los turistas, donde justo ese dinero recaudado en suelo peruano, no era para los locales, sino para los extranjeros. “Seguimos colonizados, pues estos ganan de nuestras meadas y nuestras cagadas al amparo de los gobiernos, pero, ¿cómo es que la ONU permite esta normalización?”.
Además, acota: “En el mundo una de cada dos personas, o no tiene acceso a un baño, o no tiene acceso al agua potable, o simplemente su drenaje va a desahogar a mantos freáticos, ríos, océanos y lagunas”.
Expresa que desde hace más de 25 años la entrada a los baños públicos se comenzó a cobrar porque se señaló que ese dinero serviría para que estuvieran más limpios y con los suministros necesarios, pero al día de hoy, hasta el agua es escasa para mantenerlos, sin embargo, el cobro por usarlos está más que vigente. “Pero sí es una falta administrativa y cívica que te orines en la calle”. Además, destaca que el dinero de los baños no se registra, “no hay huella digital”.
En este texto, el autor propone a los lectores repensar el uso del baño en todos sus aspectos, pues se privatiza el derecho humano de usarlo, porque incluso hasta las iglesias cobran por que la gente lo utilice. “Este es un tema extremadamente empático. Lo que yo expongo en el libro es que el baño es un derecho humano en principio porque es inherente a la dignidad humana y en segundo, porque si tú cobras, discriminas, y tú no puedes cobrar algo cuando la gente no tiene (dinero). Vivimos en una sociedad donde hay pobreza y donde el 42.17% de las escuelas no tienen drenaje, ni agua potable”.
Carlos también habla sobre la propuesta de uso de baños neutros a raíz de las agresiones que viven sobre todo a las mujeres trans por utilizar los baños de acuerdo a la orientación sexual con la que se identifican. También aborda que en los baños públicos se cometen agresiones sexuales y expone si es legal o no, cobrar por su uso público.
