Los dramas que te llegan al alma y te dejan cavilando por varios días son un arma de doble filo, pues si bien te cautivan y te atrapan, también te confrontan con tus propias emociones. Así que si vas a ver “Todos Somos Extraños” debes prepararte emocionalmente, pues es un viaje cinematográfico arropado por la melancolía.
Andrew Haigh entrega una película que explora el drama psicológico con un halo sobrenatural a través de la conexión que establecemos con nuestros muertos, este toque fantasmagórico que tiene el filme es muy emotivo, ofrece una catarsis tanto para el personaje central, “Adam” (Andrew Scott) como para nosotros los espectadores.
La cinta está basada en la novela “Strangers” de Taichi Yamada. Y el cuadro de actores lo complementa Paul Mescal, además de las participaciones estelares de Jamie Bell y Claire Foy. Este filme tenía que haber estado en las nominaciones a los Oscar 2024, pero fue ignorado por completo.
Andrew y Paul interpretan a “Adam” y “Harry”, dos hombres solitarios que viven aislados del mundo en una torre de departamentos en Londres y que al tener interacción, se enamoran perdidamente, mientras ambos atraviesan por una soledad que los consume, en especial Andrew, quien es huérfano, perdió a sus padres en un accidente hace 12 años y aún no supera ese proceso, sin embargo, acude a su antigua casa donde ellos deambulan, sosteniendo conversaciones sobre la vida, el amor y la muerte.
Andrew entrega una actuación extraordinaria interpretando a un guionista entrado en los 40, quien está desconectado del mundo, haciendo una catarsis sobre su soledad y su pérdida. Y aunque “Harry”, desarrollado maravillosamente por Paul le salva de ese caos sin salida en el que se encuentra, él también vive su propio infierno, solo que ambos se han acostumbrado tanto a sus vacíos, miedos y temores, que han aprendido a vivir con ellos, pero tarde o temprano esto los terminará por consumirlos.
La química que se gesta entre Andrew y Paul es arrebatadora, te conquista y te duele porque ves a dos hombres que tal vez se aman porque se necesitan, tiene un juego de miradas que te llegan al corazón y es imposible no empatizar con ellos porque le hablan a una generación –a los millennials– quienes pasamos por discriminación y humillación por tener una orientación sexual distinta a los demás.
“Todos Somos Extraños” te lleva a confrontarte con tus propios demonios y hacer un ejercicio de confrontación con aquellas personas que amas o amaste, pero que consciente o inconscientemente te hicieron daño, pero que justo esas personas también tienen su propia perspectiva de vida. La nostalgia, la soledad, pero también el amor, están presentes en este filme que te va a llegar al corazón.
