¿Las prefieres de carne o de sangre? Hablemos de masculinidad frágil

Hace poco caí en cuenta de la fijación falocéntrica que tenemos muchos hombres gay, dándole una gran importancia al tamaño de nuestro pene y del de los chicos con los que tenemos o deseamos tener nuestros quereres.

Se han puesto a pensar a ¿cuántos chicos han rechazado porque tienen el pene chico o el pene muy grande? O quizá han dejado pasar ese tema de largo, porque les interesa la persona. Pero considero que hemos crecido en una sociedad que nos ha enseñado a medir la masculinidad a través de nuestro falo, haciéndole reverencia a los penes grandes porque los asociamos a la virilidad, aunque luego nos rompan… el corazón, malpensados.

Todo surgió en una alberca de Puerto Vallarta, mientras estaba conviviendo con unos amigos. De pronto se acerca uno de ellos, acompañado de otro chico, el cual comienza a preguntar: “¿Tú la tienes de sangre o de carne?” Y todos nos quedamos con cara de “¡Guat!”. Obviamente sabíamos que se refería a la medida de la verga, pero justo esa pregunta –que resulta incómoda, más si no conoces demasiado al que te la hizo– nos llevó a cuestionarnos del porqué le damos tanta importancia a la medida del pene.

“Es que yo tengo una teoría. Cuando conozco un hombre veo si la tiene de sangre o de carne. Si es de carne, pues del tamaño que se le ve cuando está dormidita, es del tamaño que crecerá. Pero si es de sangre, ¡aguas! Son las que ni se ven, pero cuando se despiertan pueden crecer muchísimo.” Fue la definición que manejó el hombre aquel que estaba montado en un salvavidas de flamingo con un traje de baño rosa fluorescente, con lentes oscuros y dos bebidas en las manos, mientras deambulaba de un lado a otro de la alberca.

Foto de Greg Raines para Unplash.

La plática se volcó sobre nuestras experiencias con hombres que la tenían de sangre y de hombres que la tenían de carne, ya estábamos con unas copas de más para tan amena plática. En medio de unos tequilas y unos carajillos, uno de mis amigos cayó en cuenta que algunas veces había dejado ir a hombres que consideraba guapos, talentosos y muy lindos con él porque su pene era como alita de pollo, por lo chiquita.

Otro de los allegados comentó que tuvo un novio que, al igual que el caso anterior, tenía la verga de alita, pero no le importó. Con este chico tuvo una relación de dos años, sin embargo, le puso el cuerno por no sentir satisfacción y al tiempo la relación terminó, literal, por un pequeño detalle. ¡Ups!

Esto me dejó pensando en la importancia y la preponderancia que le damos al tamaño del pene, como sinónimo de satisfacción o de felicidad, dejando de lado otros aspectos importantes de una relación, como lo son la compatibilidad emocional, intelectual y la forma de ser de las personas.

Incluso he conocido personas que teniendo una relación admirable, deciden apostarle todo a otro chico que se los coge maravilloso y ¡traz! Llega la cruda realidad cuando se dan cuenta que debieron haber valorado más otros aspectos, pero ya no hay marcha atrás, aunque hay otros casos en los que sí se logra salvar la relación amorosa.

Foto de Tania Mousinho para Unplash.

El sentido de esta columna no es para decirles qué deben valorar, o no, cada quién. Porque después de esa tarde de alberca llena de conocimientos novedosos y científicos sobre los tipos de vergas de los hombres, me cuestioné a mí mismo mis acciones en el pasado… ¿Había dejado pasar alguna posible relación por el tamaño del pene? ¿Había centrado el valor de una persona simplemente en la forma y tamaño de su verga? Pero más me intrigó, ¿yo habría sido valorado o dejado en ciertas situaciones por la apariencia de mi “amiguito”?

Sin embargo lo que más me llamó mi atención es saber cómo será mi actuar de hoy en adelante ante estas situaciones. ¿Cómo me comportaré cuando conozca el amor de mi vida y tenga una verga chica? ¿Qué pesará más? ¿Qué actitud tomaré ante este tipo de situaciones? Tomando como premisa la frase tan trillada, pero tan certera: “Trata a los demás como te gustaría que te traten”.

Parece un tema banal, pero no lo es. Al menos yo no había reflexionado hasta esa tarde sobre la manera en que nos relacionamos y llevamos nuestros preceptos sobre la sexualidad por encima de las cualidades que más valoramos en una persona.

Siempre será importante darnos el tiempo de ver cómo actuamos y nos relacionamos con otras personas, sobre todo, cuando son temas tan sensibles como la sexualidad. Goza tu pene de la mejor manera posible y no permitas que nadie te minimice por las proporciones de tus genitales, aunque a todo esto, tú ¿la tienes de sangre o de carne?

Imagen principal de la columna, de Kal Visuals para Unplash.

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Rob Hernández

Opinólogo de tercera generación que usa la escritura como catarsis. Fan de escuchar los silencios y sarcástico a la menor provocación. Don´t Call my name, just call me @Robsmx

RosaDistrito

En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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