Preguntas incómodas

Hace unas semanas me cuestionaban si la pregunta: “¿eres gay?” es incómoda, y luego de reflexionar por unos segundos –en mi caso particular– me di cuenta de que para mí, sí lo es.  Aprendí a normalizar el cuestionamiento porque hay gente que no conoce mucho sobre la diversidad sexual, y yo como parte de la población LGBTTTIQ, considero que parte de mi estancia en este mundo es disipar –en la medida de lo posible y de lo que me consta– esas dudas curiosas de los cercanos y de los que no lo son tanto, para que vean y sepan que la diversidad es tan natural como un amanecer en la playa. Claro que hay quienes preguntan queriendo estar informados y lo hacen desde la objetividad, pero siendo honesto, la mayaría te cuestiona estas cosas por morbo.

Y como diría Juan Gabriel, “lo que se ve no se pregunta”. Si me ven por tres segundos, el amaneramiento que fluye de mí y mi voz aguda, lo dicen todo como para que salgan con esas dudas bobas. Y claro que la pregunta es bastante incómoda y de mal gusto, sobre todo cuando la persona que te la hace no es tu amiga o aún no le das la confianza para que te haga esos cuestionamientos.

Si eres gay, pues eres gay y ya, no tienes que andarlo diciendo como si se tratara de repartir tarjetas de presentación. Claro, ser diverso es un orgullo para mí y presumiré mi orientación sexual cuántas veces sea necesario, sobre todo cuando de defender mis derechos se trata.

Pero para que mejor me entiendan el punto, es como si yo le preguntara a mi compañero de trabajo que acabo de conocer o la chica de la fila de las tortillas a la que veo todas las mañas, ¿te gustan las mujeres? ¿Eres heterosexual, verdad? Pues a mí que me importa, es la vida de cada quien y ellos sabrán. Cierto, habrá muchos a los que no les importe el cuestionamiento, pero si lo analizamos un poco, es una pregunta que apela a la imprudencia.

Otra pregunta incómoda y que hay que aprender a responder con diplomacia, es cuando a una pareja homosexual le cuestionan: “Y aquí, ¿quién es el hombre y quién es la mujer? Señores y señoritas, nadie es el hombre y nadie es la mujer, no estamos hablando de roles heterosexuales, estamos ante el hecho de que hay una relación homosexual, por ende, son dos mujeres en una relación sentimental/sexual o dos hombres en una relación sentimental/sexual, nadie asume un papel femenino para quedarse en casa y hacer la comida y tampoco el rol masculino para trabajar y mandar en el hogar –que me supongo la pregunta incómoda va orientada en ese sentido–.

Como en toda relación, homosexual, bisexual, heterosexual o queer, hay personalidades donde una puede ser más dócil que la otra, es decir alguien que es más tranquilo y el otro más dominante. Y ejemplos hay muchos, pero eso no significa que se tengan que seguir los roles de género como si se tratara de una regla. Ahora, si hablamos de roles sexuales, bueno ahí también el panorama es abierto, y se conocen como pasivos, activos e inter. Ejemplifico con un supuesto contexto:

Yo tengo mi pareja, yo soy amanerado y él es bastante masculino, pero yo tengo un carácter dominante y él es más dócil, en cuanto a la cama, a mí me gusta ser el activo, es decir, me late más penetrar a mi pareja, pero él es inter, lo que quiere decir que disfruta que lo penetre, pero a él también le apetece penetrar. Ahora, cada quien tiene su trabajo y los dos nos encargamos de la casa, el súper y los pagos. Fin. ¿Ven que ni yo soy el hombre, ni él es la mujer o viceversa? Cada pareja es distinta y lleva su relación como mejor les acomode a los dos.

Esta no es una pregunta como tal, pero sí un momento incómodo. Cuando alguien ya sabe que eres gay y se asusta y te dice: “yo respeto, pero no me vayas a salir con que yo te gusto”. No señores, que uno sea gay no significa que te van a gustar todos los hombres, o si eres lesbiana, que te van a gustar todas las mujeres, lo mismo con los bisexuales o los trans, no, perdón si se sienten irresistibles ilustres hombres y mujeres de la realeza heterosexual, pero no es así. Tal cual como ustedes, tenemos gustos y afinidades especificas hacia las personas que nos pueden atraer.

Otro hecho bastante incómodo es que muchos de los heterosexuales asumen que si eres gay, quieres ser mujer u hombre según sea el caso. No, no es así, yo soy un hombre gay y no quiero ser mujer, me siento cómodo y me identifico con mi cuerpo y con la poca o mucha masculinidad que tenga. Si quisiera ser mujer, entonces mi identidad de género iría en otro sentido, y ese es otro tema. El hecho de que un hombre gay sea amanerado o una mujer tenga ademanes masculinos, no significa que quieran llevar una identidad de género distinta.

Cuántos hemos escuchado: “¿cómo sabes que eres gay si aún no te acuestas con una mujer?” (O con un hombre según sea el caso) Y entonces yo revierto la pregunta (aplíquenla, no falla): “¿Cómo sabes que eres heterosexual si no te acostaste ya con alguien de tu mismo sexo?”. Claro, la experimentación existe y es muy rica, pero lo que es, es y punto.

Hay otro momento muy incómodo y ese es cuando alguien dice, ¡Qué desperdicio, tan guapo y es gay! Lo dicen sobre todo las mujeres. Querida, ser gay no es ni pecado, ni morboso, ni devastador, ni horripilante, es todo lo contrario, con esa afirmación estás siendo grosera, despectiva, discriminadora y… nefasta. Una cosa es que te desilusione saber que el chico que te gusta es gay y otra cosa es ser irrespetuosa y con falta de tacto.

Y con esta me despido: ¿naciste gay o te hiciste gay? Muchos heterosexuales creen que uno se hizo gay porque creció en una familia de puras mujeres u hombres, según sea el caso, o porque alguien nos violó de chiquitos, y no señores, son puras tonterías que ustedes van aprendiendo de generación en generación sin antes investigar y cuestionar a quienes pueden tener una cultura y criterio más amplio. Ser gay no es que por catarro lo adquiriste y mañana se te quita, se es gay y ya, que unos salgan más tarde o temprano del closet, o que otros siempre vivan en el armario, es una decisión muy personal y sabrán cómo manejarla.

La moraleja que les quiero dejar es que todos tenemos sentimientos y hay que tener tacto para preguntar, si hay confianza de por medio, créanme que nosotros mismos nos vamos a abrir con ustedes y les contaremos lo que consideremos pertinente, si no, pues no, tal cual como todos lo hacemos y nos guiamos en esta vida, ¿o no?

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Kike Esparza

Soy un periodista apasionado del cine, la música y la moda. Tengo una obsesión por contar las horas y estornudar una y otra vez cuando tengo que tomar una decisión. Quiero ser como Carrie Bradshaw.

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En este blog Kike Esparza habla desde su experiencia, 12 años en el periodismo le han permitido adentrarse y disfrutar de tópicos como el cine, la música, la moda y la diversidad. Rosa Distrito es el espacio que disfrutamos todos.

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