Recuerdo muy bien que al llegar de la secundaria prendía el televisor y mientras mi mamá preparaba la comida, veíamos a Lolita Ayala en la TV, su noticiero era el preámbulo en el canal 2 para ver las telenovelas que más tarde saldrían. No era fan, pero siempre me llamaba la atención verla en pantalla guapísima y con una rosa en su escritorio.
Lolita era desde antes que naciéramos yo y mis contemporáneos treintones, un referente de la televisión, de la pocas, poquísimas mujeres que tenían un programa como líderes y sin darnos cuenta, era ya una pionera para muchas otras figuras que ahora nos dedicamos a los medios de comunicación, muy seguramente más para otras mujeres que siguen lidiando con hombres que ocupan puestos heredados y que no tienen que pelear como ellas para hacerse de un nombre.
La empresa televisora a la que pertenecía Lolita, pues como todo negocio, decidió “renovarse” y prescindió de importantes comunicadores como Adela Micha, Joaquín López Doriga y por supuesto de Lolita. Pero aun y con la trayectoria que tienen –y de las opiniones que cada persona tenga de su labor periodística– me encanta que estas tres figuras salieron de su zona de confort, Adela y Joaquín crearon su propia plataforma multimedia, pero Lolita le dio la vuelta a la brecha generacional, se hizo parte del universo de las nuevas generaciones.
Durante mucho tiempo no supimos de Lolita, se sabía que había tenido un accidente aéreo y que estaba recuperándose y que además, seguía a cargo de su fundación “Solo para ayudar” que apoya a enfermos con cáncer y otras cuestiones que tienen que ver con la salud. Sin embargo, las donaciones estaban bajando y había un problema, fue así que su hija tuvo la idea de lanzar mercancía con su imagen, playeras y sudaderas… pero Lolita se resistía, pensaba que no iba a funcionar porque sentía que la conexión con el público había pasado ya.
Pero se olvidaba que los millennials crecimos viéndola en la TV y que las generaciones debajo de la de nosotros son aún más vivaces, cuyo presente está plagado de información almacenada en videos y memes, así que obviamente era una personalidad que los mexicanos teníamos en la mente. Y ocurrió el boom, su imagen se viralizó, se popularizó y ahora tiene una tienda en línea con diversos productos entre playeras, sudaderas, gorros y lentes.
Mientras su ex empresa televisora y las demás siguen buscando la manera de llegarle a las nuevas generaciones que viven en un entorno digital, Lolita con su imagen y la creatividad de su hija, se amoldaron perfectamente a la era que vivimos hoy.
La moraleja debe ser que a veces, cuando algo nos sucede, por más ofuscado que parezca o que nos sintamos fuera de contexto, solo hay que dejar fluir la situación y adaptarnos al mundo, porque cosas bonitas como las que le están pasando a Lolita también nos esperan. Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y Lolita es un gran ejemplo, de la calidad de mujeres que tenemos en este país.